jueves, 19 de noviembre de 2009

El debate de hoy: el aborto (II)

No hay malas razones contra mi idea de que sería moralmente reprobable desconectarse del violinsta en el caso que mencionaba en la anterior entrada; y mucho menos de que sería legítima una ley que obligara a los individuos a permanecer conectados.

Decía yo que el hecho de ubicar el derecho a la disposición del propio cuerpo por encima del derecho a la vida debería acompañarse de un análisis concienzudo de ambos derechos. Se ha intentado (y me ponen contra las cuerdas). La idea es esta: el que X tenga derecho a la vida no debe suponer que X tiene derecho a que se le facilite todo aquello que necesita para vivir. (Nótese también la repercusión de esta idea para la Filosofía Política; en especial para el llamado Estado de Bienestar).

Por ejemplo, imagínese que enferma usted de "la enfermedad del beso de Scarlett Johansson". Usted morirá a menos que Scarlett Johansson venga y lo bese a usted en la boca. ¿Es moralmente reprobable que Scarlett no se avenga a semejante acción? ¿Sería legítimo que la ley obligara a Scarlett Johansson a ello?

Quienes defendemos que existe una obligación del sujeto a permancer conectado al violinista estamos defendiendo que existe el derecho del violinista a permanecer conectado, y esto implica, en buena lógica, defender que la ley debería obligar a S. J. a venir a besar a todo enfermo de dicho mal. Resulta problemático.

(V. Op. cit., es decir, Debate sobre el Aborto, J. Jarvis et al.)

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