viernes, 30 de octubre de 2009

Las civilizaciones y los horóscopos

Huntington es, con pocas dudas, el autor que más he oído criticar por gente que, punto y seguido, admitía no haberlo leído. Considero su obra fundamental, El Choque de Civilizaciones, una gran obra, un análisis extraordinario del mundo de la postguerra fría. No es cierto que se trate de un ultraconservador, de un neocon. De hecho, Huntington fue miembro del Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de un demócrata, de J. Carter. Su aceptación sin complejos de lo cambiante de las sociedades - incluída la americana y su proceso de hispanización y africanización - , no puede ser aceptado por los conservadores.

Huntington, al contrario de Nostradamus o los horóscopos, no hace trampa; sus predicciones son muy concretas, y quería llamar la atención sobre algunas de ellas.

1) De todos son conocidos los últimos dimes y diretes entre Irán y EE.UU. a cuenta de la supuesta bomba atómica del primero. Huntington dedica ya diversas páginas a esta cuestión (citando de la edición española, v., por ej., p. 223). Téngase en cuenta que el asunto viene de largo; ya en 1995, el secretario de Estado norteamericano decía: "Actualmente, Irán está entregado a un esfuerzo concentrado para conseguir armas nucleares".

El ultimísimo movimiento, como sabrán, ha sido el de Obama afirmando que Irán tiene derecho a la energía nuclear siempre y cuando dé pasos para demostrar que la utilizará con fines pacíficos.

2) Por las mismas páginas, más o menos, se habla de la presunta arma nuclear de Corea del Norte. Tanto Clinton como Bush (padre) se mostraron tan preocupados por el asunto que se llegó a estudiar la posibilidad de un ataque preventivo contra instalaciones norcoreanas.

Huntington añade, no sin cierta sorna, que "un mes después de que el presidente Clinton dijera que a Corea del Norte no se le podía permitir tener un arma nuclear, los servicios de información estadounidenses le comunicaron que probablemente tenía una o dos." (P. 227).

Huntington, a este respecto, muestra su típica actitud de aceptación ante hechos consumados (como lo es para él el declive de la superioridad occidental en el mundo e, incluso, de que Occidente seguirá existiendo, como lo conocemos, en el futuro): "La proliferación de armas nucleares y de otras de destrucción masiva es un fenómeno clave de la lenta pero inevitable difusión del poder en un mundo multicivilizatorio." (p. 228).

Como sabrán también, el penúltimo capítulo de esta serie consiste en Obama declarando en la ONU que los programas nucleares de Corea del Norte y de Irán amenazan con llevar al mundo por una peligrosa pendiente.

3) Donde más lo clava Huntington (según mis apuntes) es aquí: "Resulta incierto que se mantenga la postura pacífica de Kosovo, musulmán y albanés, dentro de la eslava y ortodoxa Serbia". (P. 163).

Kosovo declaró su independencia en febrero de 2008. El libro está escrito en 1996.

No se ha producido ruptura, sin embargo, en otro territorio que Huntington también menciona como candidato a romperse: la Ucrania eslava y rusohablante del Este y la occidentalizada y ucranianohablante del Oeste.

4) Recientemente, han andado a la gresca varios países sudamericanos con Colombia, por el acuerdo de ayuda militar a que éste último ha llegado con EE.UU. Huntington señala que no puede haber una civilización sudamericana, debido a que toda civilización necesita su líder y Sudamércia tiene serios problemas al respecto. El candidato sería Brasil, pero no es castellanohablante. El otro candidato, México, ha intentado redefinirse y acercarse a una cultura norteamericana, y Chile podría seguirle. Venezuela, otro candidato, sería inviable hoy bajo Chávez, con una cultura indigenista y populista. Argentina queda como única opción, pero, dada la competencia, los demás países no la verán como líder sino como rival.

Así, las grandes diferencias internas y la competencia por la hegemonía en la zona, son los hechos que explican que los problemas entre los países sudamericanos puedan llegar a hacerse violentos (recordemos las escaramuzas entre Colombia y Venezuela, hace cuatro días, por la cuestión de las FARC). Y esto es, precisamente, lo que no ha sucedido en Occidente: "La guerra hegemónica ausente en la historia occidental es la guerra entre Gran Bretaña y los Estados Unidos, y es de suponer que el cambio pacífico, de la pax britannica a la pax americana, se debió en gran parte al estrecho parentesco cultural de ambas sociedades."

Lean a Huntington. No muerde.

lunes, 26 de octubre de 2009

Desregulando la educación

Muchos de quienes defienden el cheque escolar van algo más allá y defienden la desregulación total en cuestión de enseñanza. La idea sería ésta: una vez que el alumno queda libre, vía cheque escolar, para elegir el centro en que quiere estudiar, también debería quedar expedito el camino para que cada centro confeccionara su plan de estudios. Cada centro podría, así, dentro de un mínimo marco establecido por el Estado, configurar sus "vías formativas", con ciertas asignaturas y prescindiendo de ciertas otras, ubicadas en determinados cursos y no en otros, con cierto currículum diseñado, quizá, por el propio centro libérrimamente.

Como pueden suponer, cuando uno se atreve a torcer la cara ante dicha propuesta, el desregulador te espeta: "Eso que tú tienes se llama miedo a la libertad". Veamos, ¿a la libertad de quién tengo yo miedo?

1. ¿Tiene capacidad un niño/adolescente para elegir lo que le resultará conveniente estudiar en cada momento? ¿Y unos padres cuyos conocimientos en materia educativa serán, probablemente, nulos? Se hace hincapié, a veces, en que se trataría de una medida que, quizá, habría que dejar para los estudios universitarios. Lo mismo digo.

2. ¿Y qué sucederá con los centros que se decanten por un "currículo alternativo"? Declarándose seguidores del anarquismo epistemológico tipo Feyerabend, ofertarán como materias acupuntura, imposición de manos, horóscopos, lectura de manos y de bola de cristal y ufología; suena, en principio, más atrayente para la mente iconoclasta de un joven que Biología, Química, Latín y demás parafernalia científicamente contrastada.

El desregulador impenitente, ante esta reflexión, replica: "¿Ves? Miedo a la libertad. Y, por tanto, no permites que la gente se haga completamente responsable de sus actos. Al final, ningún joven se suicidará académicamente matriculándose de esas pamplinas, y ningún padre, tampoco, condenaría a su hijo a estudiarlas."

O sí. En EE.UU., lugar donde proliferan las sectas y pseudo-sectas como los caracoles tras la lluvia, se halla en auge el movimiento del homeschooling, la escolarización sin salir de casa. A veces con profesores privados, a veces con papá, mamá e internet. En la misma España, no se trata ya de un fenómeno desconocido.

3. Y, por lo mismo, ¿vamos a permitir que los padres, que los habría y muchos, lleven a sus hijos a escuelas de un cristianismo (o lo que sea) fundamentalista? ¿Nadie va a cerciorarse de que al niño se le explica la teoría de Darwin en vez del diseño inteligente o el mero creacionismo?

De hecho, yo pondría en duda que sea un acierto de la Constitución española el que la educación de los hijos sea responsabilidad exclusiva de los padres. Cierto que los padres tienen más derecho que ninguna otra institución a educar a quienes son sus niños, pero me temo que cabrían muchos matices aquí. De hecho, la propia ley en España, tras reconocer esto, obliga a que los padres entreguen a los niños al Estado, como mínimo, hasta los 16 años. Además, la propia Constitución dicta como uno de los fines de la Educación estatal el inculcar valores democráticos, esto es, si un padre quisiera inculcar a su hijo valores comunistas, nacionalsocialistas o anarquistas, estaría compitiendo con el Estado por los valores que se le inculcan a su hijo. Recordemos que la controvertida asignatura Educación para la Ciudadanía, al declarar que pretende inculcar valores de liberalismo democrático, ha encontrado críticas más acervas desde Cuba que desde la Iglesia.

Ante este tipo de réplicas, se contestará, por ejemplo, que debe primar "la tolerancia mientras no se produzca abuso físico o no pueda presumirse que los padres tienen la voluntad de perjudicar al menor." Y así, se debe apostar por "un proceso descrentalizado de prueba y error (un proceso de mercado) para experimentar con distintos modelos educativos". Y se añadirá que ejemplos relativos a escuelas fundamentalistas o del KKK son "de alcance limitado", casos extremos. Hay que recordar, entonces, que en EE.UU. han tenido que ser jueces quienes han dictaminado la obligatoriedad de explicar el darwinismo en clase de biología ante centros renuentes a ello.

4. ¿Son los niños/adolescentes o sus padres tan disciplinados y honrados que no se producirá, por ejemplo, una afluencia masiva a los centros que prometan altas calificaciones con un mínimo de esfuerzo? Posiblemente, con una mirada rápida a los currícula sería suficiente para hacerse una idea de si se trata de un centro de los duros o de los blandos.

"Pero", dice mi amigo el desregulador impenitente, "¿tú por qué quieres sovietizar a todos los niños?"

jueves, 22 de octubre de 2009

Desde Londres: el bono escolar (From London: Friedman's voucher)

Ana, el Támesis, el Big Ben y el Parlamento británico. No es mala foto. Allí, dentro de ese parlamento, lleva años analizándose el controvertido "cheque escolar". Y por gobiernos socialistas; el asesor en esta cuestión de Tony Blair visitó Milwaukee, la Meca de los defensores del cheque. (El alcalde de Milwaukee devolvió la visita).

La idea nace de uno de los grandes economistas ultraliberales, Milton Friedman, que la da a conocer en su artículo de 1955 "The Role of Government in the Education", recogido en su obra Economics and the Public Interest. La oportunidad se presentó cuando el huracán Katrina desoló Nueva Orleans, y al Estado le agradó la idea de no haber de reconstruir cientos de escuelas e institutos.

La idea, en realidad, es sencilla: el Estado entregará cada curso a las familias un cheque que cubrirá los gastos educativos. Repárese en la peculiaridad: el Estado continúa financiando la educación, es decir, ésta continúa siendo completamente gratuita para los ciudadanos, pero ya no invierte el dinero en una red pública, sino que lo entrega directamente al beneficiario. Educación pública pero sin red pública, podría ser el eslogan. Así, la tan cacareada "tercera vía" habría encontrado su lugar en política educativa; los liberales acérrimos pueden estar contentos, ya que, aunque el Estado continúa sufragando la educación vía impuestos, ya no será poseedor de centros educativos; y los pro-estatistas convencidos cederán la titularidad pública de la red, pero obtienen a cambio educación sufragada por el Estado. Cuando esto se aplicó en Nueva Orleans, mientras la reparación de la red eléctrica, de alcantarillado y otras cosas avanzó a ritmo tortuguiano, la red escolar fue rápidamente adquirida por los nuevos propietarios y en 19 meses se hallaba a casi pleno rendimiento.

Tras Nueva Orleans llegó Cleveland, Milwaukee, Arizona, Florida, Filadelfia, Washington DC, Nueva York City; en Europa: Suecia, Irlanda y Holanda; en Sudamérica: Chile; en Asia: Hong Kong. (Eso que yo sepa). Gran Bretaña parece el próximo candidato. (Ah, si lo que se están preguntando es cuánto dinero, exactamente, da el cheque, la respuesta es que en la mayoría de los estados andaba entre los 2.500 dólares de mínimo y los 4.000 de máximo, según la renta familiar).

Donde se plantea el voucher, se suscita una enorme polémica. Los sindicatos de profesores son los máximos oponentes. Arguyen, generalmente, que el cheque no es más que una forma de financiar a quienes ya estudian en la red privada (un dato: en Arizona, el 76% de los cheques se entregaron a niños que ya estudiaban es insituciones privadas). Los defensores apelan a la libertad de elección que se le abre al alumno desde ese momento: con su cheque, elige el centro que le parezca.

Maticemos algo más la cuestión. El cheque se instaura en lugares donde se les ofrece a los centros privados adherirse a dicha política o no, pero si se adhieren no pueden cobrar más de lo que el cheque ofrece, para que la familia no deba aportar ni un céntimo más. En algunos lugares - como se está planteando Gran Bretaña - , incluso se respeta la red pública, y el alumno puede elegir a qué instituto/colegio acudir, uno de los públicos o de los privados dentro de la red del cheque.

¿Alguien puede estar en contra de una privatización tan bellamente realizada? Sí, sí se puede. Veamos. ¿Quién posee centros educativos aparte del Estado? Existe alguna cooperativa o propietario por ahí, pero, en general, se trata de organizaciones religiosas. ¿Quién no ha tenido un amigo en los salesianos, franciscanos, maristas, etc.? Un dato empírico: en Cleveland, el 96% (¡!) de los alumnos beneficiarios del cheque lo entregaron a un centro religioso.

A mí me recuerda a aquello que le espetaba un diputado socialista, en la II República, a uno conservador que defendía vehementemente la libertad de elección de centro y de red: "No me vengan ustedes", decía, "con eso de la libertad de elegir centro; porque ya sabemos, en educación, lo que ha significado eso siempre: los niños para los curas."

Es cierto que, cuando un centro educativo decide aceptar el cheque, no puede discriminar por razones de religión, raza, etc. Y, como dicen los defensores del cheque: si se abriera de esta manera el mercado de la enseñanza, florecerían los centros educativos en manos privadas y laicas. Quizá. Dado el capital necesario, lo dudo, pero quizá. Y, en todo caso, de momento, ¿qué supondría el cheque? Una impresionante inyección de dinero público en las arcas de la Iglesia. De hecho, el caso llegó a la Corte Suprema de los EE.UU., que hubo de decidir si el cheque suponía una violación de la Constitución estadounidense, que prohíbe que ninguna ley beneficie una religión. La demanda venía del plan de Cleveland, que entregaba, concretamente, 2.250 dólares anuales a las familias elegidas (por cierto, por sorteo, dado que fueron muchas más la familias que deseaban acogerse al cheque que el dinero disponible). La Corte Suprema dictaminó que el cheque no viola la Constitución, pero sólo 5 jueces contra 4.

No toda la política de cheques tiene por qúe funcionar igual. En realidad, la de Milwaukee - la envidiada por Blair - es deseada por buena parte de los más acérrimos pro-estatistas; reciben el cheque las familias de ingresos más bajos. Sus niños, así, pueden acceder a centros de calidad contrastada.

¿Y los resultados? No me atrevo a pronunciarme. En EE. UU., especialmente, han proliferado los estudios en los lugares donde funciona el cheque; y las instituciones han intentado obrar con total transparencia, facilitando toda la información e, incluso, iniciando estudios propios que hacen públicos en sus páginas web. Pero basta leer un informe que parece demostrar que el cheque funciona para que aparezca otro desmintiéndolo. Buceen ustedes por ahí y fórmense su opinión. En principio parece que, si ha habido mejora o empeoramiento, no ha resultado espectacular.

Admiro en el cheque esa apertura de los centros educativos a la competencia a la vez que mantienen una educación sufragada por el Estado. Deploro la transferencia de fondos públicos a instituciones religiosas y, aún más, la posible transferencia de alumnos a instituciones religiosas.

Ahora, una vez que se instaura el cheque escolar, ¿existe educación pública? No, propiamente hablando, digo yo, dado que la titularidad de los centros es privada. Sí, dice Ana, dado que el proveedor del servicio, estrictamente hablando, es el Estado, que, finalmente, paga. Pero no paga, añado yo, vía centro, sino vía familia. ¿Y qué?, dice Ana. Y se abre así un debate largo, a pesar de lo bizantino. O quizá por ello. Y, claro, entre el debate y los horarios estúpidos de comidas y cenas a los que nos hemos habituado los españoles, nos han cerrado todas las cocinas londinenses. Siempre nos pasa igual.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Miscelánea

Hoy toca una entrada de Sola Scripta, pero, les aseguro, Bona Scripta. Si no han leído estos artículos, su vida no tiene sentido:

Del blog de Manuel Hernández Iglesias, profesor universitario y un jefazo de UPyD, donde se dicen cosas interesantes sobre la investigación universitaria en España.

Del mismo lugar, una reflexión sobre el viaje de Moratinos a Cuba.

¿Por qué hay tanta corrupción en España?, de un experto en la cuestión.


Si no los leeen, luego no hablen.

domingo, 18 de octubre de 2009

Oriente, sus valores y mi hermana

Unos monjes budistas pasan, con su cachaza característica, frente a mi hermana. Anduvo por Vietnam y Camboya. Ha venido encantada, claro. Frondosidad selvática, alegría de las gentes, gastronomía excelente, baja densidad turística; todos los ingredientes para convertirse en el viaje de su vida. En una foto se cena una piraña - dice que está insulsa - , en otra se calza una pitón a modo de bufanda. Me quedo, a pesar de mi anticlericalismo, con los monjes.

¿Pobreza? No se pasa hambre, me cuenta, pero, desde luego, el nivel de vida anda muy lejos del nuestro. No hay coches. Hay millones y milones de vespas, con la familia al completo (lo ratifico: me muestra una foto donde padre, madre, hijo y bebé en el brazo izquierdo del padre se acomodan con alguna leve apretura). Los hoteles son impresionantes, las casas de ellos paupérrimas. Han hallado una elegante solución: apenas entran. Cocinan fuera de la casa, comen fuera, lavan en un riachuelo cercano, y así todo. Incluso los comercios utilizan esa táctica y las peluquerías cortan el pelo en la misma acera.

Es cierto que los mercadillos rebosan de carnes, pescados, verduras y frutas a buen precio. Y me parecen, por las fotos, de excelente calidad; ahora bien, en lamentables condiciones higiénicas: las mercancías descansan en cacharros a ras del suelo - de un suelo, muchas veces, lleno de fango - . Las vendedoras, en su inverosímil postura oriental, siempre en cuclillas y descalzas, ubicando sus pies incómodamente cerca de su material.

Me llama la atención que no hay manera de ver un gordo; fotos de mitad de Ho Chi Minh (Saigón para los anticuados), atestadísima, y ni una barriga. Vietnam posee ya 87 millones de habitantes y, posiblemente, 87 millones de delgados. No es que pasen hambre, me explica mi hermana, es, más bien, que son de poco comer. Y ha dicho algo más profundo de lo que parece.

El ascenso económico de los países orientales - no Vietnam y Camboya aún - se ha producido sin la occidentalización de éstos. El espectacular desarrollo económico de los llamados "cuatro tigres", Hong Kong, Singapur, Taiwán y Corea, no ha conllevado el desfile automático de éstos a costumbres occidentalizadas o el abandono de sus lenguas en favor del inglés. Si a estos países sumamos Japón, con su peculiar cultura, y China, incluído el comunismo político y su tradicional irrespetuosidad hacia la democracia y los derechos humanos, se debe extraer una conclusión: a pesar de lo que se había pensado durante mucho tiempo, la democracia liberal y otras cuestiones tradicionalmente asociadas a Occidente, no son condición sine qua non para el progreso económico y tecnológico; los países del Este asiático y otros musulmanes así lo demuestran.

Pero sucede una cosa. Toda civilización está condenada a pensar que sus valores son universales. A los asiáticos, una vez producido el desarrollo, este pensamiento también los ha tentado. Mahathir, el presidente malayo, llegó a expresarlo así hace ya unos cuantos años: "Los valores asiáticos son valores universales. Los valores europeos son valores europeos". Como dice un politólogo de mi gusto: "La afirmación cultural sigue al éxito material; el poder duro genera poder suave".

¿Y cuáles son esos valores genuinamente asiáticos? Se trata de unos valores básicos promovidos por el confucianismo, que unen, en su diversidad, a los orientales.

1. Un anti-individualismo feroz. Es decir, la primacía de los intereses del grupo y país sobre los del propio individuo. Esto vale tanto para la empresa como para la familia, la religión o el Estado. El individuo ha de esforzarse por ellos, no viceversa.

2. Una ética laboral basada en la disciplina, la lealtad y la diligencia.

3. La frugalidad. Ya lo dice mi hermana: son de poco comer.


viernes, 16 de octubre de 2009

¿Somos idiotas? (y II)

7. Además, dado que la televisión ha ayudado a embotar la capacidad de abstracción, el interés de la gente ha girado de lo universal a lo particular. Es un hecho, parece que demostrado estadísticamente en EE. UU., que han comenzado a interesar las noticias sobre la propia ciudad en mucho mayor grado que las del resto del mundo. Nos hemos idiotizado y, con ello, aldeanizado.

8. La televisión ha potenciado la noticia fácil e impactante y, para ello, resulta impagable la entrevista al viandante que pasaba por allí (no comment) y la encuesta. Pero la encuesta pilla a traición al entrevistado, que se siente obligado a dar una respuesta. Los políticos llegan a tomarse en serio estas encuestas sin caer en la cuenta de que expresan una "opinión débil", esto es, no expresan convicciones intensas. La mayoría de las veces se trata de una opinión "inventada en ese momento para decir algo". Y muchas veces no es más que un reflejo de lo que dice el medio de comunicación al que se haya accedido. El corolario es: "Los sondeos no son instrumentos de demo-poder - un instrumento que revela la vox populi - sino sobre todo una expresión del poder de los medios de comunicación sobre el pueblo".
Ojo al dato: "Dos de cada cinco americanos no saben qué partido - y sólo hay dos - controla su parlamento, ni saben dónde están los países del mundo". ¿Por qué preguntar a gente que no sabe prácticamente nada sobre x qué piensa sobre x? Realícense encuestas donde se pregunte qué sabe la gente sobre x y, si no se sabe prácticamente nada, antes de realizar la encuesta preguntando por la opinión, inténtese resolver la cuestión del desconocimiento.

9. ¿Internet?

... las posibilidades de Internet son infinitas, para bien y para mal. Son y serán positivas cuando el usuario utilice el instrumento para adquirir información y conocimientos, es decir, cuando se mueva por genuinos intereses intelectuales, por el deseo de saber y de entender. Pero la mayoría de los usuarios de Internet no es, y preveo que no será, de esta clase. La paidèia del vídeo hará pasar a Internet a analfabetos culturales que rápidamente olvidarán lo poco que aprendieron en la escuela y, por tanto, analfabetos culturales que matarán su tiempo libre en Internet, en compañía de "almas gemelas" deportivas, eróticas, o de pequeños hobbies. Para este tipo de usuario, Internet es sobre todo un terrific way to waste time, un espléndido modo de perder el tiempo, invirtiéndolo en futilidades. Se pensará que esto no tiene nada de malo. Es verdad, pero tampoco hay nada de bueno. Y, por supuesto, no representa progreso alguno, sino todo lo contrario. (Un par de notas al pie suprimidas).

10. Conclusiones.

Actualmente, proliferan las mentes débiles, que proliferan justamente porque se tropiezan con un público que nunca ha sido adiestrado para pensar. Y la culpa de la televisión en este círculo vicioso es que favorece - en el pensamiento confuso- a los estrambóticos, a los excitados, a los exagerados y a los charlatanes. La televisión premia y promueve la extravagancia, el absurdo y la insensatez. (...)
Pero aunque no desespero, tampoco quiero ocultar que el regreso de la incapacidad de pensar (...) al pensamiento es todo cuesta arriba. Y este regreso no tendrá lugar si no sabemos defender a ultranza la lectura, el libro y, en una palabra, la cultura escrita.

De Giovanni Sartori, Homo videns, la sociedad teledirigida.

¿Somos idiotas? (I)

La idea de que la televisión nos ha idiotizado es tan antigua, probablemente, como la propia televisión. Sartori ha desarrollado esta idea con lucidez. Intento recomponer su argumento.

1. Pensar requiere el trabajo con conceptos. El ser humano se caracteriza, precisamente, por ser un animal simbólico; el lenguaje le permite discurrir gracias a que le ofrece la capacidad de conceptualizar la realidad, es decir, de hacer presente una realidad que no es inmediatamente presente a los sentidos y de generalizar. El ser humano, en cuanto ser pensante, es, inevitablemente, un animal loquax, un animal que habla.

2. El texto escrito y el discurso hablado obligan a discurrir, dado que estamos ante el discurso simbólico y, por tanto, conceptual. Pero la televisión introduce un elemento: la imagen. Ésta, en televisión, prima sobre la palabra. "La televisión invierte la evolución de lo sensible en inteligible (...), produce imágenes y anula los conceptos, y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender."

3. Es un hecho empírico que los niños son grandes consumidores de televisión. De hecho, han consumido ya una ingente cantidad de televisión antes de aprender a leer y escribir. No podemos escamotear este hecho, dado que, debido a él, se está creando un nuevo ser humano, un ser humano al que le cuesta sobremanera comprender un discurso de alto contenido conceptual, ya que su educación se ha desarrollado mediante imágenes. Ha nacido el video-niño. Y con él, el homo sapiens pasa a homo insipiens.

4. Se debe señalar que la imagen, por sí sola, nunca enseña nada. Lo que se ve no produce ideas; la relación es la contraria: lo que se ve se interpreta mediante nuestras ideas. Cuando el homo sapiens se convierte en homo videns, se ha vuelto más idiota. Sartori dictamina que "el acto de ver está atrofiando la capacidad de entender."

5. Todo esto ha conllevado la famosa "emotivización de la política, es decir, una política dirigida y reducida a episodios emocionales." La política se ha convertido en una apelación a los sentimientos, y esto es peligroso. Lo es porque los asuntos políticos deben discutirse racionalmente, y requerirán, de seguro, conceptos abstractos - libertad, justicia, etc. - , donde hay sentimientos no habrá argumentos.
Esta emotivización nos convierte en más manipulables. Es difícil enardecer una masa, en un sentido u otro, sólo mediante prensa escrita, complicado mediante la radio, pero fácil mediante imágenes televisivas. Esta consecuencia de la televisión está revelándose como funesta para la democracia.

6. La televisión, además, dada su necesidad de emitir imágenes continuamente, ha hallado un problema: el agotamiento de eventos noticiables la obliga a crearlos. Se ha visto impelida a crear un personaje de quien no había razón para que lo fuera o a prestar atención a hechos que, prima facie, resultan absurdos como noticia (véanse los telediarios del verano o el minutaje dedicado a los deportes). Nace, de esta manera, el pseudo-acontecimiento, es decir, "el hecho que acontece sólo porque hay una cámara que lo está rodando, y que, de otro modo, no tendría lugar."

martes, 13 de octubre de 2009

Königsberg y Kaliningrado y la globalización

La carretera parte los campos infinitos de la mítica Prusia Oriental. Y, de repente, la frontera de Polonia con Rusia. Mal día hemos elegido para adentrarnos: diluvia. Prusia, el antiguo corazón de Alemania; la más prestigiosa universidad de su época; la patria del filósofo Immanuel Kant. Viajamos, Ana y yo, solos en la carretera. Un mar de maizales nos envuelve. El maíz y la lluvia y nosotros, no hay más. Kaliningrado es actualmente un territorio dejado de la mano del gobierno ruso; un territorio depauperado, entregado al vodka y las jeringuillas.

Sé que más maíz aún podría encontrar en otros lugares; y recuerdo unas cuantas teorías que me hacen pensar. Teorías, esta vez, sobre la llamada globalización:

1. Dice la teoría estándar que la globalización está perjudicando a los pobres, dado que los países ricos introducen sus mercancías en ellos, que no son capaces de seguir el ritmo y, así, ellos continúan su senda hacia la depauperización.

2. Dice otra teoría que a los países pobres lo que les hace falta es más globalización, no menos. Son los aranceles de los países más desarrollados industrialmente lo que está impidiendo que los países más pobres crezcan; Bielorusia o Chile podrían, literalmente, inundar todo Occidente con su trigo y, así, ganar mucho dinero. (Doy fe de que en Prusia Oriental hay mucho maíz, mucho).

3. Una teoría algo más elaborada. Me detengo aquí. Se trata de la idea de Gabort Steingart, expuesta en su libro The War for Wealth. El autor fue durante una larguísima temporada el corresponsal de la publicación alemana Der Spiegel en Washington. El libro se ha vendido más que bien. Steingart admite que (a) la globalización no está creando un mundo en el que todos ganan y (b) Occidente está cayendo derrotado ante países emergentes, especialmente, China e India.

La idea es que, al contrario de lo que se suele proclamar, la globalización está resultando nociva, especialmente, para los países más desarrollados. Resulta que al abrir los mercados, países sin apenas legislación laboral y, por tanto, con jornadas laborales extenuantes, con trabajo infantil, sin subsidios de ningún tipo, sin derecho de sindicación, etc. , introducen sus mercancías en países donde todo eso sí existe y, por tanto, juegan con desventaja. La globalización, sostiene el autor, no parte de un "campo de juego nivelado" (level playing field), y, se pregunta, ¿se puede mantener un sistema de libre intercambio con un país que no hace respetar el derecho de propiedad intelectual, que prohíbe los sindicatos libres, que prescinde de la protección del medio ambiente, que no posee un sistema público de pensiones, en el que las prestaciones públicas en materia de sanidad, seguridad en el empleo o de prevención de accidentes de trabajo son, prácticamente, inexistentes, en el que la mano de obra se halla semi-esclavizada? El corolario es que es Occidente, no los países en vías de desarrollo, quien ha de protegerse de la globalización.

En todo caso: como la teoría 1, se trata de una teoría neo-proteccionista, aunque por las razones contrarias. Steingart se considera, exactamente, un defensor de una tercera vía entre proteccionismo y librecambismo, donde se juegue limpio, es decir, se abran las fronteras sólo ante la constancia del respeto a los derechos de los trabajadores, del medio ambiente, etc. Tal y como ha quedado planteada la globalización actualmente, no hay fair play.

Todo esto es muy interesante, pero mi preocupación en ese momento es el diluvio que cae sobre la desierta frontera. Quedo embrujado mirando el comienzo de esa cosa tan rara llamada Rusia. "Olvídate", dice Ana, "no tenemos visado". "Ya, pero si echamos por ahí..." "Olvídate" repite ella, "si nos pasa algo en el coche allí, se nos cae el pelo"; "ya", insisto yo, "pero...", "ol-ví-da-te" subraya ella, siempre tan femeninamente sensata.

sábado, 10 de octubre de 2009

¿Se dice Danzig o Gdansk?

El destino mezcla las cartas y nosotros las jugamos. A. Schopenhauer.

Ésta es la casa natal del filósofo Arthur Schopenhauer, en Danzig/Gdansk. Cuando Schopenhauer nació, a finales del S. XVIII, la situación era la que, al parecer, había sido durante siglos: la burguesía era germana, y el pueblo llano, polaco. Dado que se trataba de una ciudad enriquecida por su puerto, la burguesía era legión. Schopenhauer nunca se sintió atraído por la cultura polaca o eslava en general, su madre sí chapurreaba el polaco con los sirvientes.

Al término de la II Guerra, se planteó la cuestión de las fronteras polacas y alemanas. Polonia perdió por el Este un buen bocado de territorios que pasaron a manos de la Unión Soviética. Un territorio de 150 millas. Se cuenta que en una reunión, Stalin se mostraba reacio a aceptar la propuesta de Churchill acerca de las fronteras occidentales de Polonia. Entonces, Churchill colocó sobre el mapa tres cerillas; tres cerillas enteras marcaban el territorio que la URSS le arrebataba a Polonia en el Este. Churchill añadió: "Es como una compañía desfilando: dos pasos a la izquierda, prietas las filas."

No importaron las cerillas. Los soviéticos se mostraron intransigentes en las negociaciones respecto a las fronteras. Y, finalmente, Alemania, por supuesto, pagó el pato; la cosa suena así de absurda: para compensar la pérdida territorial por el Este, se le dieron a Polonia territorios alemanes del Oeste. Seguramente, muchos más de los que hubiera deseado. Hubiera sido lógico que Polonia hubiera ganado los territorios de población polaca (la Alta Silesia, algunos de Prusia Occidental y Poznania), pero el bocado infligido a Alemania fue desproporcionado.

Se cuenta que mientras Molotov y Eden (el representante británico) discutían acaloradamente sobre las fronteras polacas, Roosevelt se quedó durmiendo del aburrimiento. Un sopor que Alemania pagaría caro. Allí donde la llamada "línea Curzon" se hallaba abierta a interpretación, se acabó imponiendo la voluntad soviética. Alemania perdió la Prusia Oriental, donde Gdansk pasó a Polonia y el resto a la URSS, y la frontera germano-polaca occidental quedó delimitada por la línea Oder-Neisse tal y como la entendió Stalin. El hecho es que Danzig sería ya Gdansk para siempre, Breslavia sería Wroclaw, Königsberg, patria de Kant, sería Kaliningrado.

Dado que se argüían (a veces) razones sobre las minorías étnicas, ¿por qué no se realizaron más plebiscitos para determinar la nacionalidad de los territorios? Porque no fallaba: donde había un terreno en disputa y se celebraba un plebiscito, ganaba Alemania. En Prusia Oriental, Alemania retuvo Allstein por la insistencia británica en un plebiscito.

Tres preguntas.

1) En la II Guerra Mundial, los occidentales se alían fraternalmente con un dictador sanguinario para combatir a un dictador sanguinario, ¿cómo hay que juzgar esto?

2) ¿Cómo se permitió que Stalin incumpliera tan clamorosamente su acuerdo acerca de democratizar la "zona de influencia" soviética? Nadie obligaba a los occidentales a reconocer a todos aquellos países ni a enviar embajadores. Piensa uno, a veces, que se ganaron a pulso la guerra fría.

3) La RDA reconoció las fronteras germano-polacas en 1950, era lógico, pero la RFA las reconoció en 1970. ¿Por qué reconocerlas, aunque sea en el '70 si son tan clamorosamente injustas? "No tendría sentido seguir ahora con esa matraca" me dirá alguien: ¿no seguimos nosotros con la de Gilbraltar?

A veces, el destino nos ofrece malas cartas, pero tampoco nosotros las jugamos con primor. La casa de Schopenhauer está descuidada, pero Danzig/Gdansk es preciosa. Revienta de turistas; sobre todo, alemanes. Para ellos es más barata que si fuera de ellos. No los oigo quejarse.

jueves, 8 de octubre de 2009

Una fuente en Viena (y el humor negro)

Austria podría haber seguido la senda alemana de la partición perfectamente. Y, de hecho, la siguió. Stalin, según avanzaba en el país el Ejército Rojo, intentó imponer un gobierno comunista, pero no pudo ser. (En las elecciones de 1945, el partido comunista tuvo un catastrófico 5% de apoyo.) En la Declaración de Moscú de 1943, las potencias declaraban una Austria soberana, declaración repetida en 1945.

No importó: el país quedó dividido en 4 zonas, como Alemania; y Viena, también, al estilo de Berlín. ¡Hasta 1955! Diez años de reuniones, telegramas y Dios sabe qué. Finalmente, con Stalin muerto y el Kremlin estrenando su "nuevo look", éste cedió, con la condición de que Austria no fuera nunca anexionada a la Alemania occidental y, por tanto, pudiera entrar en la OTAN. La "eterna" neutralidad austríaca llegó a reflejarse en su Constitución. Desde la URSS claro, se había soñado con una confederación Austria-Yugoslavia-Checoslovaquia, pero los sueños, sueños son.

Hay en el centro de Viena - una ciudad que adoro - una estatua con un soldado soviético, regalo, obviamente, de la URSS. Diversas placas e inscripciones en ruso a los caídos en la liberación la adornan. A los austríacos nunca les hizo gracia el regalo, pero como caballeros que son, no han tenido el valor de devolverlo. Han optado por colocar una enorme fuente delante; los chorros de agua, impetuosos y henchidos, estorban la visión.

En la DDR/RDA abundaban los chistes sobre sí mismos. Por supuesto, humor negro. Negrísimo. Supongo que los germano-orientales intentaban, con estos chistes, activar la fuente que les ocultara, un momento, el soldado soviético. No les voy a contar yo ahora a ustedes la teoría freudiana de la comicidad como desahogo instintual.

Clase de historia. ¿Por qué intervinieron las tropas soviéticas en la DDR ante el alzamiento interno del 17 de junio de 1953? Porque la RDA pretendía inmiscuirse en sus propios asuntos.

Clase de geografía. ¿Cómo podría averiguar alguien qué parte del muro da a la RDA y cuál a la RFA? Deja un panecillo por la noche encima del muro, la parte que aparece mordisqueada a la mañana siguiente da a la RDA.

Un agente de la Stasi realiza indagaciones en la calle. Para a un viandante y le pregunta: "Una valoración del gobierno de Honecker". "¿El gobierno de Honecker?", queda pensativo el viandante, "pues, a ver..., yo pienso..." "¿Usted piensa?" responde el agente, "acompáñeme."

Un asesor le dice a Honecker: "Existen dos tipos de comunistas en nuestro país; aquellos que actúan por miedo a la Stasi y los que actúan por auténtica convicción, ¿cuál de ambas corrientes deberíamos fomentar?" "La del miedo, la auténtica convicción puede cambiar."

En la cárcel tres prisioneros hablan. "Yo llegaba al trabajo, siempre, 5 minutos antes, así que me acusan de espionaje." Otro dice: "Yo salía del trabajo, siempre, 5 minutos más tarde, así que me acusan de sabotaje." El tercero relata: "Yo llegaba siempre puntual al trabajo, así que me acusan de tener un reloj de la RFA."

Y el favorito de Ana:

Clase de música. Definición de cuarteto: Una orquesta sinfónica de la DDR a la vuelta de su gira por Europa occidental.


lunes, 5 de octubre de 2009

Los intelectuales y el libre mercado

Creo que en España se conoce poco la teoría de R. Nozick acerca de por qué los intelectuales se oponen al capitalismo. A mí me parece una de las teorías en el campo de la filosofía política más atrevida y original. Lleva años dándome vueltas por la cabeza. El artículo donde Nozick desarrolla su idea es "Why Do Intellectuals Oppose Capitalism?" (1997) Intento una síntesis.

1. Nozick utilizará la palabra "intelectual" en un sentido muy concreto: aquéllos cuyo trabajo se centra, especialmente, en ideas expresadas en palabras, es decir, novelistas, poetas, críticos literarios, periodistas de revistas o diarios y una gran cantidad de profesores. Quedan fuera, pues, todos aquellos que trabajan con números o herramientas (ingenieros, biólogos, físicos, zoólogos, médicos, etc.), o en artes visuales (escultores, pintores, bailadores, etc.). Así, Nozick denomina a los intelectuales a los que desea referirse, "forjadores de palabras", wordsmiths.

2. Estos intelectuales, siguiendo a Nozick, ocupan un puesto muy favorable en la sociedad capitalista, ya que disfrutan de libertad para expresar sus ideas, hacerlas oír en diversos foros, escuchar y leer las de otros, discutirlas, etc. Sin embargo, en este grupo hallamos una proporción mayor de enemigos del capitalismo que en cualquier otro. Debe de haber algún factor que influye en este grupo para hacerle desarrollar tendencias anti-capitalistas y que se halle ausente en el resto de grupos de la sociedad.

3. El primer hecho en que se debe reparar es que este grupo se siente resentido por no obtener la atención que (según él) debería tener en la sociedad capitalista. Si las ideas hacen funcionar la sociedad, y ellos son los profesionales de las ideas, es lógico que concluyan que ellos deberían ser los líderes - asesores, dirigentes, consejeros- de la sociedad. Sentir que no resultan tan escuchados - y aplaudidos - como creen merecer, hace surgir actitudes de resentimiento.

4. ¿Pero qué llevó a los intelectuales a desarrollar esa idea de ellos mismos? Téngase en cuenta que los empresarios fracasados rara vez culpan al mercado por ello; suelen ser conscientes de que el mercado es el lugar donde las personas intercambian lo que necesitan o desean, y se reprochan a sí mismos no haberse sabido mover en ese mundo; no reprochan al resto de personas por necesitar o desear lo que otros, y no ellos, ofrecían.

5. La respuesta a la anterior pregunta es: las escuelas e institutos. El funcionamiento de estas instituciones reposa, exclusivamente, sobre el mérito intelectual. El alumno estudioso, inteligente y obediente obtiene los mejores resultados, los aplausos y sonrisas de los docentes. Las buenas calificaciones nunca tendrán en cuenta la belleza física, cuestiones de azar, la intrepidez, la valentía. Pero todas éstas son cuestiones que sí se tienen en cuenta a la hora de hacer dinero en una sociedad capitalista; el intelectual siente, pues, que la sociedad premia a quien no debería.

6. El intelectual desearía que la sociedad funcionara con los mismos criterios que el colegio e instituto. Pero ahí ya no hay profesores encomendando lecciones que aprender y el subsiguiente examen. La impresión que recibe el intelectual de que el funcionamiento del mercado sea tan diferente al del colegio es que se trata de un caos, una anarquía, que genera injusticia.

7. ¿No se sigue, de esta hipótesis, que los intelectuales estarán contra todo tipo de sociedad donde no prime la habilidad intelectual? Es decir, estarán en contra, también, del socialismo, y darán su beneplácito, exclusivamente, a la utopía platónica de La República, donde se instaura un férreo elitismo intelectual. La respuesta reside en que la sociedad capitalista presenta expectativas de promoción - al contrario que los estamentos medievales o la sociedad socialista - , y para un intelectual resulta difícil de entender cómo, donde hay promoción, no se aplica el criterio del colegio/instituto.

8. La clave, pues, es ésta: en una sociedad socio-económicamente cerrada, los alumnos no tienen esperanzas de movilidad social, por lo que los intelectuales se dedicarían a su vocación sin mayores expectativas. Pero en una sociedad donde se produce una inmensa movilidad económico-social y donde todos los individuos se hallan mezclados en los colegios/institutos, sin saber si posteriormente ascenderán o descenderán en estatus, el resentimiento de los intelectuales es inevitable, dado que verán prosperar por encima de ellos a compañeros que no obtenían tan buenos resultados como ellos.

Cierro con una frase ya al final del ensayo de Nozick:

"Se podría predecir que cuanto más meritocrático sea un sistema escolar en un país, más probable es que los intelectuales sean de izquierdas. (Mírese Francia)."