jueves, 24 de diciembre de 2009

Balanza fiscal: lo mío pa' mí (Y me voy de viaje)


Ana posa ante el ciclópeo edificio, situado ni lejos ni cerca del centro histórico de Bruselas, y en cuya entrada se lee: Europese Commissie. Commission européenne. Dejo para otra ocasión relatar mis impresiones sobre el futuro de Bélgica, pero, en un resumen rápido diré que ratifico la idea de que, de no estar ese edificio precisamente allí, en Bélgica, el parlamento flamenco hace ya algún tiempo que habría proclamado su independencia. Prácticamente nada comparten valones y flamencos; de hecho, los separa un elemento fundamental, la lengua, lo que origina casos surrealistas, como que un soldado no entienda las órdenes de su superior. Parece que los flamencos suelen estudiar francés pero, claro, los valones no acostumbran a aprender flamenco.

Hay quien opina, empero, que la renovada ansia independentista flamenca sigue el antiquísimo esquema de lo mío pa' mí. Flandes es actualmente una de las regiones con mayor renta per cápita de Europa, con una economía boyante centrada en los servicios. Valonia continúa siendo una región bastante ruralizada y pobre. ¿Pero quién hablaba de independencia, recuerdan algunos, cuando a mitad del XIX se hundió el sector textil de Flandes y llegaron a producirse enormes carestías y hambrunas? Exacto: ¡Valonia! Ahora, una vez que las cosechas y las minas valonas no dan ya para mucho, la tortilla se volvió.

Desde un punto de vista liberal o, simplemente, de fomento del libre mercado, un estado federal parece una buena solución, dado que nada impide que la lógica que se aplica a los individuos - la competencia en un marco de respeto a los beneficios conseguidos - se aplique a regiones. Nadie nos dará lecciones de esto a los españoles. Como se sabe, el trasvase de renta de algunas Comunidades Autónomas a otras resulta muy abultado. En especial, el de Cataluña, Madrid e Islas Baleares dirección a Extremadura, que se lleva la palma recibiendo 220 euros por habitante. Obviamente, los factores que se deben tener en cuenta son muchos y la cuestión es intrincada, pero, en principio, no se ve razón para que no se aplique a las comunidades la misma lógica que a los individuos. El trasvase de renta debe ser muy limitado y transitorio. Ya se sabe, mientras haya subsidio, no habrá excesiva ansia por potenciar la economía propia.

He oído a algunos economistas catalanes, criticando el expolio fiscal que padece su comunidad, poner a EE.UU. como ejemplo, pero, hasta donde yo sé, la situación es similar. Leo quejas acerca de los dineros que parten de Nueva York o Vermont rumbo a Luisiana o Misisipí. Existen estrictos límites, según sé, para el trasvase de renta, pero éstos son tanto por arriba como por abajo.

Es cierto que algunas comunidades (Asturias, Galicia, Castilla y León o Cantabria) han perdido población en los últimos años o han experimentado un crecimiento mínimo. Pero es cierto, también, que no es normal que año tras año, década tras década, inexorablemente, unas comunidades - con Extremadura llevándose la palma - posean déficit y otras (Cataluña, Madrid y Baleares a la cabeza) presenten superávit. Si uno ve la evolución económica de algunas de ellas, como Comunidad Valenciana, Región de Murcia o Aragón, éstas han evolucionado, mientras las arriba mencionadas han caído, ¿pero qué sucede con Andalucía o Extremadura, impertérritas en su déficit? Y una pregunta que me preocupa: ¿hasta cuándo continuarán gastándose el dinero de madrileños y otros en su tan particular PER?

Marchamos Ana y yo de viaje, el día 26 de mañana temprano, a otra tierra donde comienza a calar lo de lo mío pa' mí. ¿Cómo no pensarlo si tienen petróleo? El gobierno regional hizo público un documento donde se especifica cómo será, paso a paso, la declaración de independencia. Es una tierra de castillos, lagos y leyendas medievales. De gaitas y whiskey. Es la tierra, también, de grandes pensadores, como Duns Scoto o David Hume. Y, ahora, modestia aparte... estaré yo.

Bueno, felices fiestas para todos aquellos que, durante este (medio) año han tenido la amabilidad de invertir un poco de tiempo en leerme y, a veces, incluso comentarme. Espero que disfruten estos días, ustedes y los suyos, y que tengan una bonita entrada en 2010. Si siguen ahí, cuando regrese, amenazo con ponerles las fotos y contarles el viaje. ¡Feliz Navidad!

jueves, 17 de diciembre de 2009

De Stalin y de esqueletos en el armario

Qué encanto el de esos regalos poco acertados con los que uno no sabe qué hacer. Ya he hablado en anteriores entradas de dos de este tenor de Stalin: la estatua del soldado soviético en Viena y el Palacio de la Cultura y la Ciencia en Varsovia. Los austríacos han tapado la primera con una fuente y los polacos, con más saña, han construido la City varsovita justo enfrente. En la foto se aprecian los rascacielos de las multinacionales de la zona, que miran - Santo Dios - a un edificio que aún mantiene la estatua de un estudiante (de un torso que ni Cristiano Ronaldo) que mantiene un libro de "Lenin, Engels, Marx" (sic).

En la foto, Ana posa ante la City varsovita en el momento en el que la tormenta nos da alcance.

Cuando se me ocurre hablar, como hice aquí mismo, de lo inusual de una alianza como la de la II Guerra entre Europa y EE.UU con Stalin, automáticamente se me contesta que hubo que elegir entre la alianza con un tirano sanguinario o dejar vía libre a un tirano sanguinario aún peor. Irreprochable realismo político y moral. Sin embargo, lo echo de menos cuando se juzga la actuación de EE.UU en otros frentes.

La Guerra Fría fue una guera - ¡que no inició EE.UU.! - . Una guerra rara, como las que vivimos en el nuevo orden mundial post-Torres Gemelas, pero una guerra. Tanto que a punto estuvo de desembocar en un enfrentamiento nuclear. Y así como en la II Guerra se buscó la alianza con Stalin, durante los años de la Guerra Fría se apoyaron dictaduras. El país adalid de la democracia se vio apoyando dictaduras; paradoja, repito,en todo caso,  no menor que la de aliarse con Stalin y, oye, qué bien lo entiende la gente ahí.

Recordemos que las guerrillas comunistas en Sudamérica no pertenecen al imaginario romántico socialista: el terrorismo de éstas fue de alta intensidad. Al Ché lo matan en Bolivia unos ocho años después de haber triunfado en Cuba e intentar exportar ese modelo al resto del continente.

Puede que en España nos dé rabia - a mí me da - el apoyo tan sumamente amigable prestado a Franco, pero, claro, el análisis era que: o Franco o una desestabilización donde la URSS metería baza. Así, pues, tenemos que Eisenhower se abraza efusivamente con quien fue a Hendaya a dialogar con Hitler, quien, a su vez, había costado a EE.UU. miles de bajas. Igualmente, ¿cuán ilusionada se hallará la administración estadounidense con dictaduras como la marroquí o la de Arabia Saudí? Poquito, poquito. Pero las apoya porque, al menos, sirven de contención para el islamismo radical.

De acuerdo, me replica Ana, que lee la entrada por encima de mi hombro - cosa que le tengo terminantemente prohibida - , pero ¿era necesario un apoyo a Franco o Pinochet sine die? Tu entrada, continúa, parece diseñada para disculpar los esqueletos en el armario de los yanquis; muchos apoyos - este dictador, sí, éste, no - han estado motivados por una neurosis anticomunista y por intereses mercantilistas.

Neurosis anticomunista: correcto, y si no se entiende eso, no se entiende la actuación en Chile o España. Allende, amparado en una situación de desencuentro de los partidos mayoritarios, emprende unas reformas de tipo socialista sin el menor apoyo social a juzgar por las urnas.  Y lo mismo cabe decir de Nicaragua y  los sandinistas. En España, la propaganda franquista había triunfado a la hora de vender la idea, totalmente falaz, de que se estaba gestando una democracia popular soviética.

¿Y el apoyo sine die?, abunda Ana. No fue exactamente así, Ronald Reagan, percatándose de que la Guerra Fría comenzaba a enfriarse, valga la redundancia, dijo que hasta aquí se había llegado. No habría más apoyos norteamericanos a dictadores iberoamericanos. Pero - no calla Ana - , así como una vez acabada la Guerra Mundial, el dictador aliado pasa a ser un dictador enemigo, ¿cómo es que no hacen esto mismo con Pinochet o Franco? ¿No se podría, por ejemplo, haber dicho: "tendrán nuestro apoyo en la normalización del país y el allanamiento de la senda hacia una reconstruida democracia". Vaya, ¡que se las dan de adalides de la democracia! Al fin y al cabo, ¿no se podía derribar a Allende sin necesidad de lanzar a los opositores al Océano desde vuelos de la muerte? Y yo recuerdo el chiste del dictador africano en Los Simpson: "No hubo derramamiento de sangre. Murieron todos gaseados."

Pues, mira, me replica ella, justo ahora, no me hace gracia.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Sobre el vino y los socialistas alemanes

Gran aficionado como soy a los paisajes de viñedos y a Alemania, sintetizo ambos elementos en mi última visita a tierras germanas. Convenzo a Ana, con pocos ruegos, y nos acercamos a Leutesdorf, una localidad famosa en la zona por sus viñedos en terraza. Soberbios. A la noche celebramos su cumpleaños con una botella de vino de la zona - es, sobre todo, blanco - ; es un buen vino, aunque sin pasarse, y, como siempre por Europa, a un precio prohibitivo.

De la apasionante historia de Alemania, no sabía yo aún, cuando contemplaba extasiado los viñedos, un dato fundamental: el Partido Socialista Alemán (SPD) había de sufrir un varapalo descomunal en unas elecciones. Y no lo sabía, no por nada, sino porque aún no había ocurrido.

Fueron las últimas elecciones alemanas extrañas por dos factores: la alta abstención (28%), inusual en este país y los lamentables resultados del SPD. Se desangra el SPD. Pierde votos por su derecha y por su izquierda, entre los jóvenes y entre los mayores. De entre quienes suelen votarlo, se quedaron en casa 2'1 millones de votantes. Increíble.

El SPD se hallaba co-gobernando el país en esa fórmula tan germana y peculiar de la Grosse Koalition; algo absolutamente imposible en la mayoría de países (tengamos en cuenta que en País Vasco tampoco hay Gran Coalición actualmente, ya que allí los dos grandes partidos son el PSOE y el PNV). El socio menos votado de una Gran Coalición realmente se la juega, dado que, por ser el menos votado, no tendrá la presidencia pero, por estar en el gobierno, su acción de acoso y derribo a éste queda muy mitigada. Debe, pues, hilar muy fino a la hora de decidir qué medidas gubernamentales se criticarán y cuáles se asumirán y defenderán. De locos. Bueno, de alemanes.

El SPD es el partido de Helmut Schmidt y Willy Brandt, un partido sin cuya historia no se entiende el socialismo mismo. En su seno tuvieron lugar los debates entre el revisionista Bernstein y los ortodoxos Karl Kautsky y Rosa Luxemburgo. Un partido que ha obtenido, ahora, un 23% de los votos, su peor resultado de la historia. La coalición que ha formado gobierno, la CDU de Merkel junto con los liberales del triunfante y renacido Guido Westerwelle, le mete 10 puntos largos al SPD. Parece, pues, que los socialistas tendrán oposición para rato.

Los resultados del SPD son tan catastróficos que en su caladero natural de los obreros industriales han obtenido 4 puntos menos que la CDU. Además, en un Estado tan populoso como el de Baden-Würtemberg, los liberales casi empatan con el SPD. La izquierda más izquierda, Die Linke, empata con ellos en la misma Berlín y les supera en 4 de los 6 Estados de la antigua RDA. Incluso en algún Estado occidental, como en Sarre, los resultados de Die Linke se aproximan, amenazantes, a los del SPD.

El resultado es, nada menos, que el SPD ha pasado de ser uno de los dos partidos que se disputan el gobierno, a ser uno, muy fuerte, de entre cinco (CDU, Die Linke, los liberales, los Verdes).

La coalición que se ha reeditado, liberales-CDU, la llamada Kleine Koalition, pequeña coalición, es en realidad la más asentada en Alemania. Ha gobernado durante 21 años (los liberales han gobernado en coalición con el SPD durante 13). Pero cuidado, ahora todo es diferente, los liberales ahora son un partido que se trata de tú a tú con el SPD; un partido, ahora mismo, tan bisagra como el SPD. Aquí comienza una nueva historia política de Alemania.

Definitivamente los revisionistas tenían razón; las clases sociales se habían desdibujado y el capitalismo mostraba una cara más proteica de lo predicho. Así, desde luego, el sistema no explosionaría. Los alemanes, lejos de creer en que había llegado el anunciado colapso del capitalismo y levantar las barricadas, han bendecido la fórmula Merkel/liberal de rescatar el barco tocado. Aunque el acendrado pro-estatismo germano se manifiesta esta vez con unos más que buenos resultados de Die Linke.

¿Cunde el desaliento en el SPD? ¡Que les lleven vino de Leutesdorf!

martes, 8 de diciembre de 2009

Derechos Humanos: adivinanzas en el Ebro

"Mientras que el acuerdo entre los Estados Unidos y Corea del Norte en materia nuclear se podría llamar con propiedad una "rendición negociada", la capitulación de los Estados Unidos ante China y otras potencias asiáticas en cuestión de derechos humanos puede considerarse una rendición incondicional". ¿De quién es la afirmación?

Andaba por Cataluña cuando leí en un periódico local la noticia de que los jueces llamarían a las familias africanas, residentes en la región, que, teniendo hijas, pasaran sus vacaciones en sus países de origen: querían cerciorarse de que no cometían un fraude de ley, es decir, de, bajo la apariencia de unas vacaciones, marchar para practicarle la ablación del clítoris a las niñas. Al parecer, algunos vecinos habían alertado de la situación. Me subo con ese runrún al barco que me adentra en el Delta del Ebro, y se lo traslado a Ana mientras ella me hace fotos: ¿Tú crees que los Derechos Humanos son, básicamente, moral Occidental?

Yo, por supuesto, estoy convencido de que el mundo sería un lugar mucho más agradable si se respetara la Declaración de Derechos Humanos; ahora bien, tampoco pretendo que ésta posea un fundamento filosófico tal que la haga inmune a toda crítica o revisión. Si bien es cierto, repito, que considero los Derechos Humanos una cuestión casi de sentido común para mejorar la vida de toda persona, permito, también, la discrepancia.

Para empezar, ¿quién, dónde y cuándo aprobó la Declaración? En 1948, tras la II Guerra Mundial, en la ONU, con 48 votos a favor, 0 en contra y 8 abstenciones. ¿Abstenciones? Países del bloque socialista (por lo de la propiedad), Arabia Saudí y Sudáfrica. Es un dato: 48 países de las casi 200 que existen actualmente.

En general, a día de hoy, creo que podemos afirmar que las civilizaciones no occidentales han percibido la Declaración como un código moral occidental, y no se han sentido demasiado identificadas con ella. Cuando EE.UU., con Clinton, amenazó a China por su conculcación sistemática de los Derechos Humanos, China contestó humillando al secretario de Estado americano. Japón se apresuró a declarar que no permitirían que "nociones abstractas de derechos humanos" afectaran a sus relaciones con China - el primer ministro japonés dixit, por cierto, poco después de la matanza de Tiananmen - .

En 1994, no hace tanto, Nixon dijo: "Actualmente, el poder económico de China hace imprudentes los sermoneos de los EE.UU. sobre derechos humanos. Dentro de una década los hará inoperantes. Dentro de dos décadas, ridículos." Añadamos que en la ONU se ha demostrado no poder aprobar resoluciones contra la violación de DD.HH. en Irán o Birmania. Ni tan siquiera se ha podido condenar la brutalidad India en Cachemira. Turquía, Argelia, Colombia, Indonesia han escapado también a la crítica.

En 1993 se celebró una Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos en Viena (una ciudad, creo que lo he dicho aquí alguna vez, que me subyuga). Dos meses antes de la inútil conferencia, varios países asiáticos se reunieron en Bangkok y aprobaron (sin mayores fisuras) una declaración en la que se leía que los Derechos Humanos se deben considerar "en el marco de las particularidades nacionales y regionales y en el contexto de los bagajes históricos, religiosos y culturales".

La cuestión es que desde la Declaración de DD.HH., en 1948, están en primer plano países no impregnados de las tradiciones judeo-cristianas y del derecho natural. Esa situación sin precedentes definirá, también, la nueva política internacional de derechos humanos. También multiplicará las ocasiones de conflicto.

¿Significa la insistencia en las tradiciones propias que se debe hacer la vista gorda ante la ablación del clítoris africana, los matrimonios concertados de niñas africanas y asiáticas o los (parece que éstos extintos) pies de loto chinos? Sí, pinta que eso significa. Sobre todo la ablación.

Acabo con otra adivinanza. ¿Quién dijo esto?

"El problema subyacente para Occidente no es el fundamentalismo islámico. Es el islam, una civilización diferente cuya gente está convencida de la superioridad de su cultura y está obsesionada con la inferioridad de su poder. El problema para el islam no es la CIA o el Ministerio de Defensa de EE.UU. Es Occidente, una civilización diferente cuya gente está convencida de la universalidad de su cultura y cree que su poder superior, aunque en decadencia, les impone la obligación de extender esta cultura por todo el mundo."

Solución a ambas adivinanzas: Sí, se trata de Huntington, ¿pasa algo?

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El conservadurismo lingüístico a propósito de las ovejas de Connemara

Contemplo la bucólica estampa de las ovejitas en Connemara. La región que, como ya comenté en otra entrada, es, según los libros, el reducto actual del gaélico, pero donde resulta tan difícil oirlo como el eusquera en Vitoria.

Me alojé en Dubín en un B&B de un matrimonio gandul y tirando a guarro. El marido lamenta que Belfast pertenezca a Gran Bretaña y que ya, en Irlanda, apenas nadie hable "la lengua autóctona". Me cuenta que su hermano se gana la vida de profesor de gaélico. Anda, qué bonito, pienso yo, "¿son de familia gaélicohablante?" Qué va. Anglohablante. El hermano lo ha aprendido. De eso saben mucho en País Vasco y Navarra, dado que el eusquera es la lengua más subvencionada del mundo (dato real). (Es, supongo, un trabajo más cómodo que trabajar en una fábrica el de enseñar gaélico a niños de Dublín que jamás lo usarán o eusquera a los chavales de la Ribera navarra que para nada lo quieren). El hombre gandul de mi B&B era profesor de instituto hasta que abrió el B&B y el resto del mundo nos vamos a ver las ovejitas irlandesas y nos avenimos a que nos púen por ello.

Cómo no asombrarse de que gente que se declara liberal, sin embargo, cuando se trata de las lenguas se muestra de un conservadurismo considerable. Se debe a la idea de que una lengua es algo más que un instrumento de comunicación, a que existe cierta relación sentimental. Es una idea que antes de la época del nacionalismo y las teorías lingüísticas de Humboldt no tenía predicamento alguno. La gente cambiaba de lengua sin mayor perturbación afectivo-sentimental. Es más, lo habitual en el mundo, hasta la entrada en el escenario de políticas basadas en el nacionalismo lingüístico, es que la gente se pasara a la lengua que, pensaban, más beneficios les reportaría o, al menos, que intentaran que lo hicieran sus hijos. Los galleguistas suelen contar, atribulados, cómo los padres que hablaban gallego entre ellos se pasaban al castellano para dirigirse a sus retoños, y reprendían a éstos cuando se deslizaban al gallego.

A poco que uno investiga, aprecia que "no han sido las leyes lingüísticas sino la economía, la liquidación de aduanas y fronteras, la movilidad humana, la revolución industrial, las necesidades de la nueva clase trabajadora, el muy notable desarrollo de las comunicaciones y transportes, así como la participación interregional en proyectos de política y comercio exteriores lo que ha cimentado la comunidad lingüística española" (J. R. Lodares en Lengua y Patria).

Aunque el caso más curioso no es el de los liberales, sino el del bando contrario, la izquierda promarxista. Atendiendo al lema marxista reclamando unidad para el proletariado mundial, los seguidores de Marx estuvieron siempre por fomentar una lengua común. ¡Lenin no quería ni oír hablar de otra lengua que no fuera el ruso! Los marxistas vizcaínos publicaron en su revista La Lucha de Clases que igual era buena idea prohibir en España toda lengua que no fuera el castellano - la dispersión lingüística evitaba que los trabajadores se comunicaran y unieran - . Engels expone ideas similares en el Anti-Dühring.

Actualmente, la izquierda española considera un paradigma del progresismo y multiculturalismo el que un ciudadano de Murcia tenga que aprender una lengua para ejercer unos kilómetros más allá, en un pueblo del sur de Alicante. Es más, que un habitante del pueblo de Alicante tenga que aprender una lengua para ejercer en su pueblo, donde ya nadie conoce la lengua en cuestión.

No soy un conservador de lenguas. No las considero un patrimonio valioso en sí mismo. Un patrimonio cultural son las obras que en ellas se han producido; ellas son instrumentos de comunicación inventadas por los seres humanos para ser utilizadas mientras les resulte útil. Apoyo el intento de crear unidad lingüística en grandes territorios, aunque esto conlleva, claro, que otras lenguas dejan de hablarse. No se debería mover un dedo por "salvar", ni tan siquiera "fomentar", una lengua. Si alguien lo quiere, siempre es libre de fundar una sociedad para ello. Pero a mí que no me pidan dinero. No lo harán, cierto, me lo quitarán vía IRPF. Qué incordio; como las ovejitas de Connemara, que invaden la carretera justo cuando paso yo.