Gran aficionado como soy a los paisajes de viñedos y a Alemania, sintetizo ambos elementos en mi última visita a tierras germanas. Convenzo a Ana, con pocos ruegos, y nos acercamos a Leutesdorf, una localidad famosa en la zona por sus viñedos en terraza. Soberbios. A la noche celebramos su cumpleaños con una botella de vino de la zona - es, sobre todo, blanco - ; es un buen vino, aunque sin pasarse, y, como siempre por Europa, a un precio prohibitivo.
De la apasionante historia de Alemania, no sabía yo aún, cuando contemplaba extasiado los viñedos, un dato fundamental: el Partido Socialista Alemán (SPD) había de sufrir un varapalo descomunal en unas elecciones. Y no lo sabía, no por nada, sino porque aún no había ocurrido.
De la apasionante historia de Alemania, no sabía yo aún, cuando contemplaba extasiado los viñedos, un dato fundamental: el Partido Socialista Alemán (SPD) había de sufrir un varapalo descomunal en unas elecciones. Y no lo sabía, no por nada, sino porque aún no había ocurrido.
Fueron las últimas elecciones alemanas extrañas por dos factores: la alta abstención (28%), inusual en este país y los lamentables resultados del SPD. Se desangra el SPD. Pierde votos por su derecha y por su izquierda, entre los jóvenes y entre los mayores. De entre quienes suelen votarlo, se quedaron en casa 2'1 millones de votantes. Increíble.
El SPD se hallaba co-gobernando el país en esa fórmula tan germana y peculiar de la Grosse Koalition; algo absolutamente imposible en la mayoría de países (tengamos en cuenta que en País Vasco tampoco hay Gran Coalición actualmente, ya que allí los dos grandes partidos son el PSOE y el PNV). El socio menos votado de una Gran Coalición realmente se la juega, dado que, por ser el menos votado, no tendrá la presidencia pero, por estar en el gobierno, su acción de acoso y derribo a éste queda muy mitigada. Debe, pues, hilar muy fino a la hora de decidir qué medidas gubernamentales se criticarán y cuáles se asumirán y defenderán. De locos. Bueno, de alemanes.
El SPD es el partido de Helmut Schmidt y Willy Brandt, un partido sin cuya historia no se entiende el socialismo mismo. En su seno tuvieron lugar los debates entre el revisionista Bernstein y los ortodoxos Karl Kautsky y Rosa Luxemburgo. Un partido que ha obtenido, ahora, un 23% de los votos, su peor resultado de la historia. La coalición que ha formado gobierno, la CDU de Merkel junto con los liberales del triunfante y renacido Guido Westerwelle, le mete 10 puntos largos al SPD. Parece, pues, que los socialistas tendrán oposición para rato.
Los resultados del SPD son tan catastróficos que en su caladero natural de los obreros industriales han obtenido 4 puntos menos que la CDU. Además, en un Estado tan populoso como el de Baden-Würtemberg, los liberales casi empatan con el SPD. La izquierda más izquierda, Die Linke, empata con ellos en la misma Berlín y les supera en 4 de los 6 Estados de la antigua RDA. Incluso en algún Estado occidental, como en Sarre, los resultados de Die Linke se aproximan, amenazantes, a los del SPD.
El resultado es, nada menos, que el SPD ha pasado de ser uno de los dos partidos que se disputan el gobierno, a ser uno, muy fuerte, de entre cinco (CDU, Die Linke, los liberales, los Verdes).
La coalición que se ha reeditado, liberales-CDU, la llamada Kleine Koalition, pequeña coalición, es en realidad la más asentada en Alemania. Ha gobernado durante 21 años (los liberales han gobernado en coalición con el SPD durante 13). Pero cuidado, ahora todo es diferente, los liberales ahora son un partido que se trata de tú a tú con el SPD; un partido, ahora mismo, tan bisagra como el SPD. Aquí comienza una nueva historia política de Alemania.
Definitivamente los revisionistas tenían razón; las clases sociales se habían desdibujado y el capitalismo mostraba una cara más proteica de lo predicho. Así, desde luego, el sistema no explosionaría. Los alemanes, lejos de creer en que había llegado el anunciado colapso del capitalismo y levantar las barricadas, han bendecido la fórmula Merkel/liberal de rescatar el barco tocado. Aunque el acendrado pro-estatismo germano se manifiesta esta vez con unos más que buenos resultados de Die Linke.
¿Cunde el desaliento en el SPD? ¡Que les lleven vino de Leutesdorf!
El SPD es el partido de Helmut Schmidt y Willy Brandt, un partido sin cuya historia no se entiende el socialismo mismo. En su seno tuvieron lugar los debates entre el revisionista Bernstein y los ortodoxos Karl Kautsky y Rosa Luxemburgo. Un partido que ha obtenido, ahora, un 23% de los votos, su peor resultado de la historia. La coalición que ha formado gobierno, la CDU de Merkel junto con los liberales del triunfante y renacido Guido Westerwelle, le mete 10 puntos largos al SPD. Parece, pues, que los socialistas tendrán oposición para rato.
Los resultados del SPD son tan catastróficos que en su caladero natural de los obreros industriales han obtenido 4 puntos menos que la CDU. Además, en un Estado tan populoso como el de Baden-Würtemberg, los liberales casi empatan con el SPD. La izquierda más izquierda, Die Linke, empata con ellos en la misma Berlín y les supera en 4 de los 6 Estados de la antigua RDA. Incluso en algún Estado occidental, como en Sarre, los resultados de Die Linke se aproximan, amenazantes, a los del SPD.
El resultado es, nada menos, que el SPD ha pasado de ser uno de los dos partidos que se disputan el gobierno, a ser uno, muy fuerte, de entre cinco (CDU, Die Linke, los liberales, los Verdes).
La coalición que se ha reeditado, liberales-CDU, la llamada Kleine Koalition, pequeña coalición, es en realidad la más asentada en Alemania. Ha gobernado durante 21 años (los liberales han gobernado en coalición con el SPD durante 13). Pero cuidado, ahora todo es diferente, los liberales ahora son un partido que se trata de tú a tú con el SPD; un partido, ahora mismo, tan bisagra como el SPD. Aquí comienza una nueva historia política de Alemania.
Definitivamente los revisionistas tenían razón; las clases sociales se habían desdibujado y el capitalismo mostraba una cara más proteica de lo predicho. Así, desde luego, el sistema no explosionaría. Los alemanes, lejos de creer en que había llegado el anunciado colapso del capitalismo y levantar las barricadas, han bendecido la fórmula Merkel/liberal de rescatar el barco tocado. Aunque el acendrado pro-estatismo germano se manifiesta esta vez con unos más que buenos resultados de Die Linke.
¿Cunde el desaliento en el SPD? ¡Que les lleven vino de Leutesdorf!
A mí también me interesaron mucho los resultados electorales. Creo que la abstención y la bajada del SPD están relacionadas. Y pienso también que la derrota estrepitosa del SPD se debe en buena parte a la difuminación de su perfil desde Schröder. La misma senda siguen Blair-Brown, Royal, Veltroni y Socrates. Parece, si no el fin, sí un serio declive de la gauche divine de Giddens.
ResponderEliminarPor cierto, una pequeña e inocente maldad: ¡cómo te envidio! A juzgar por tu blog, te llevas buena parte del año viajando! ¡Quién pudiera!
Abrazos
Efectivamente, Dick, ¡quién pudiera! Yo, como todo hijo de vecino, me paso la vida en el escritorio, nadando entre papeles. (Que también los disfruto, dicho sea de paso). La cosa puede llamar a engaño porque estoy hablando de muchos viajes esparcidos en unos cuantos años. (Al cabo del año, eso sí, los viajes de placer, sin obligaciones académicas de ningún tipo, son, por imperativo de Ana, un mínimo de dos.)
ResponderEliminar¿Difuminación del perfil del SPD desde Schröder? Interesante, interesante... ¿Igual están los socialistas británicos y franceses? Pensaré sobre ello. Pero algo habrá influido la Grosse Koalition. O que la gestión de la CDU se habrá percibido como buena, ¿no? Aunque creo que muchas veces se vota a un partido bien asentado (como la CDU) si la oposición es floja más que por méritos propios. Y más en tiempos de crisis: "si, hombre, ahora, con la que cae, experimentos", parece pensar la gente.
Sí, claro, en el apunte que hice (fueron dos seguidos, creo) sobre las elecciones alemanas y portuguesas también recordaba los indiscutibles méritos de la Merkel --que no bastaron para superar un resultado más que modesto-- y el coste político de ser socio minoritario de una coalición de gobierno. Tienes toda la razón.
ResponderEliminarDeduzco entonces que trabajas también en la Universidad. Si no lo haces, ya podría ésta tener a gente que escriba como tú. Yo tengo ahora, con la paternidad, poco tiempo y dinero para viajes de placer, pero sí comienzo a tenerlo a partir del año próximo para estancias, una en Frankfurt en 2010 y espero que otra en Florencia en 2011. Algo bueno tenía que tener, no crees?
Un saludo
¿Estancia en Frankfurt y en Florencia? Si vuelvo a oirte una queja, no te volveré a hablar. Palabra de NSS.
ResponderEliminarEfectivamente, me llama la atención que los resultados de la Merkel son buenos sin más. Desde luego, el champán lo abrieron los liberales y Die Linke.
Debe de ser muy difícil ser el socio sin presidencia de una Grosse Koalition. Y, ahora parece claro, el SPD se equivocó al aceptar esa propuesta (Schröder se bajó del tren oliéndoselo).
Oye, que felicidades por la paternidad. Disfruta de tu retoño. Y gracias por lo de que la uni me merece. Por cierto, puede que Stuar Mill se convirtiera en pseudosocialista y Adam Smith fuera un hijo de su tiempo iusnaturalista, pero ambos manifestaron una desconfianza inequívoca al Estado y los políticos, y ya sólo eso merece la etiqueta de "liberal". Ya te digo, en plan nominalista: déjenme a mí gastarme mis dineros, tiempo y energía en lo que yo buenamente decida. Locke, también Locke: delicioso.
Saludos desde Barcelona. Sigo el blog de Dick Turpin y hoy me asomo al tuyo por curiosidad.
ResponderEliminarSupongo que también influyó en la debacle del SPD su apoyo acrítico a las reformas estructurales propuestas por la CDU y el final de la era Schröder. No olvidemos que el ex Canciller ahora ocupa un puesto muy bien remunerado en la Gazprom de Putin y que ello fue un toque importante para muchos que lo creían un defensor de los trabajadores. El típico votante del SPD, el obrero del Ruhr, de Russelsheim o de Ludwigshafen está decepcionado con un partido que pierde su perfil obrero a marchas forzadas. Aunque, claro está, la deslocalización de la clase obrera industrial hacia la periferia del mundo también ayuda.
Y una nota sobre vino, del que también hablas en tu post. En Hessen existe la única empresa vinícola público-privada (si la CDU de Koch no la ha desmantelado). Es el Kloster Eberbach. Es el Estado de Hesse el que comercializa el vino de los pequeños productores bajo un sello de calidad creado por la misma administración. Sus vinos son muy recomendables.