lunes, 14 de septiembre de 2009

Ancas de rana e independentismo

Toda la provincia de Tarragona mira hacia el Ebro, como un satélite mira a su planeta. Me llama la atención que en los menús de los bares hay ancas de rana; no me atrevo. La noticia candente en España, la consulta popular en Arenys de Munt, provincia de Barcelona, me recuerda mis días aún cercanos por el Delta del Ebro. Barcelona, además, es una ciudad en la que uno posee lazos familiares.

Me levanto oyendo en la cadena Ser a un contertulio que defiende, enconado, la tesis de que el independentismo catalán fue azuzado por Aznar. Falso. Basta con mirar el barómetro de opinión de Cataluña para ver que el sentimiento independentista ha aumentado en un 6% desde 2005 (Zapatero gobierna en España desde 2004). Es lo que tiene hablar a bote pronto.

Repite el mismo contertulio que no ve nada de malo en realizar consultas populares. Y estoy de acuerdo. Pero sospecho que la opinión no sería la misma si la consulta hubiera versado sobre la pena de muerte, por ejemplo.

Lo más llamativo de estos casos es la escasa participación. La cosulta de Arenys de Munt había levantado un considerable revuelo mediático, pues bien, ha votado el 41% - y eran 6000 las personas llamadas a participar - . (Conste que el sí a la independencia de España ha arrasado entre quienes han votado: un 97%). En el ya célebre caso del Nou Estatut, por mucho que se repite que fue aprobado de manera masiva (votó a favor el 74%), la participación no llegó a la mitad del electorado. Un 49% no parece indicador, precisamente, de ferviente deseo.

Es agradable contemplar el crepúsculo mirando al Ebro. Aunque los ríos traen mosquitos. Ahora bien, la cuestión es: ¿probaré yo, alguna vez, las ancas de rana?

3 comentarios:

  1. Son buenas pero sosas lo importante es la salsa,la carne es una mezcla entre pollo y pescado , diría yo ...

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  2. Atrévete con las ancas de rana. Son exquisitas. ¿De verdad que no las has probado nunca? Pues verás: el que las come suele repetir. Su sabor y textura está a mitad de camino entre el pescado y el pollo. ¡Claro! ¡Es un anfibio!
    Otra cosa: el nacionalismo es una enfermedad que se cura viajando. Con todos mis respetos a todas las ideas, ahí va la mía: hay mucho paleto independentista o al contrario, integrista o unificador, que nunca ha salido de su barrio y no sabe que el nacionalismo es una ideología algo desfasada del siglo XIX y que trajo serios problemas en el XX: dos guerras mundiales. En fin: tiene que haber de todo en este mundo.
    Saludos.

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  3. Estoy de acuerdo, y por eso mismo soy un obstinado defensor de los referéndum independentistas, pero, eso sí, celebrados con las mismas o más estrictas condiciones que exigieron, por ejemplo, a Andalucía para constituirse en región autónoma, es decir, dos tercios del censo electoral. Incluso seguiría las exigencias etarras de incluir a Pamplona en la circunscripción única que habría de votar en el caso de Euskadi. Lo malo es que, visto que los nacionalismos (también el español), necesitan algún enemigo para aglutinarse y sobrevivir, de poco serviría una derrota ridícula y estrepitosa, pues poco tardarían en volver con el mismo y ya tedioso soniquete identitario...

    Un saludo

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