jueves, 27 de agosto de 2009

El salmón y el socialismo

Exquisito el salmón de Polonia. Lógico en un país rebosante de ríos. Tan sonrosado, tan sabroso, tan bien cocinado. Eso sí, se toman su tiempo para ello. Llama la atención al viajero el tiempo que tardan en servir en un restaurante polaco. La bebida se sirve pronto y, sin embargo, los platos tardan unos 40 minutos. Hay sitios más rápidos, pero, en general, ésa es la media. Pide uno un entrante para evitar la desesperación, pero la ocurrencia tampoco acaba de funcionar: un mero entrante tarda unos 20 minutos.

Recuerdo un lugar especialmente tardón. Un entrante, que no resultó ser más que unas patatas cocidas con bacon por encima, llegó a los 45 minutos. Una vez acabado, transcurrieron 20 minutos más sin que hubiera noticias de los platos. Ana y yo nos miramos, nos levantamos y le decimos al camarero que ya no queremos los platos, que queremos pagar lo consumido y marcharnos. Se trata de un joven, inexperto, que se pone nervioso y me dice que espere al encargado. Éste aparece desde la cocina; se trata de un inmigrante de (probablemente) segunda generación, ya que su polaco es, claramente, de nativo. Me pregunta de malas maneras qué sucede. Le repito lo que ya he dicho una vez. Me dice que no puede pasar la orden de los platos hasta que no se ha consumido completamente el aperitivo; contesto que no me interesa el modus operandi de su local, sino que quiero pagar e irme, puesto que no es normal esperar más de una hora para dos platos. "Está usted en un restaurante", espeta, "no en un McDonald's".

Ana y yo realizamos conjeturas sobre a qué se debe esta tardanza. ¿Se trata del carácter eslavo, de la impronta socialista o de ambas cosas? Como se sabe, el socialismo consiguió el pleno empleo gracias a puestos de trabajo superfluos. Llegó a haber campañas gubernamentales donde se aconsejaba a la gente trabajar con tranquilidad. Sé de buena tinta que la situación es similar en empresas españolas que fueron privatizadas pero cuyos trabajadores mantienen un extraño estatus de semifuncionario, y donde se admite que sobra gente.

Polonia, eso sí, es barata. Sus precios se asemejan a los de la España de hace unos 20 años o más. Su entrada en el euro está prevista para 2012, quizá la situación haya cambiado para entonces. Se trata de un destino turístico tan ideal como infraexplotado. Un país de ríos, lagos, trigales y maizales. Un país lleno de cigüeñas de imponentes nidos. Un país casi virgen: cuesta encontrar unos kilómetros de autopista. Las dos principales ciudades, Cracovia y Varsovia, por ejemplo, no se comunican por autopista. Si a esto sumamos la ingente cantidad de obras que plagan las carreteras, cualquier desplazamiento supone un martirio.

Dicho brevemente: No hay manera de hacer nada rápido en Polonia. Yo sugeriría como eslogan: "Venga y tómese su tiempo".

Corría un chiste en la URSS de la época de Breznev: ¿Los milagros del Socialismo?

"No hay paro, pero nadie trabaja. Nadie trabaja, pero los planes se cumplen. Los planes se cumplen, pero en las tiendas no hay nada. En las tiendas no hay nada, pero las despensas de la gente están llenas. Las despensas esán llenas, pero todos están descontentos. Todos están descontentos, pero votan a favor."

Se lo cuento a Ana mientras acabamos matando el hambre con una hamburguesa frente a la torre de Stalin. No se asusten: no era de McDonald's.

5 comentarios:

  1. La filosofía de la lentitud. No hay prisa. Es otra mentalidad alejada del consumismo y del estrés. Sí, del consumismo, ya sabes:con su mismo traje, con su mismo televisor, etc.
    Lo de servir media hora antes la bebida que la comida ya lo están aprendiendo en algunos lugares de por aquí. Motivo: que bebas el doble. Cuando te traen la comida tienes que volver a pedir otra bebida.
    Ahora en serio: se trata de otra manera de entender la vida, más pausada, pero a nosotros nos desespera.

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  2. Pasa en más sitios, recuerdo situaciones parecidas en Portugal. Hay que sentarse a comer o cenar sin hambre.
    un abrazo

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  3. No sabía que pasaba en Portugal, y eso que no son ex-soviéticos ni eslavos. Yo no estoy en contra de la filosofía de la lentitud, como la llama Cayetano, (en España está cuajando el sello de "slow food"), pero sí de que no haya manera de hacer nada en un tiempo razonable. Yo sospecho de que se trata del tiempo y las ganas que le echen los cocineros. En el resto de países, a las 10 de la mañana ya están pelando cebolla. Si toda comida ha de durar 2 horas como mínimo, va a ser difícil levantar esas economías.
    Y, sí, también me fastidia que tarden más para que beba más. Burdo y antiguo truco.

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  4. Es uno de esos destinos a los que quiero acudir algún día. He conocido su blog a través del de Dasein, y ya tiene un enlace en el mío, en el que espero colgar en breve un resumen de mi viaje por Bélgica, las dos bélgicas, la flamenca (no digáis nada malo de nadie allí, pues hay españoles para parar varios trenes) y la valona, menos turistificada y hermosa. Un saludo

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  5. Estimado José María, muchas gracias por pasarse por aquí y por su comentario, yo también le echaré un vistazo a "Las cosas de Reguera". Por cierto, apresúrese a comentar su andanza por Bélgica, porque yo la realicé el pasado verano y en breve comenzaré, también, la crónica. Un cordial saludo.

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