Es Renania una región de inmensos y ubérrimos campos. Tiene por capital a Düsseldorf, pero por ciudad emblemática a Colonia. Ésta es una ciudad grande - no en vano es la cuarta ciudad más poblada del país - y, sin embargo, agradable. Posee a la mañana el bullicio propio de una gran ciudad, pero ya a la tarde se apaga por completo y puede el viajero contemplar la soberbia catedral sin verse atormentado por el enjambre turístico (véase la foto abajo).
El viajero debe alojarse inexcusablemente con vistas al Rin. La tarde estival no lo hace melancólico; bien al contrario, empuja a su vera un ejambre de jóvenes y no tan jóvenes que caminan, patinan o simplemente se broncean. Los campos de las afueras, trigales mayoritariamente, se hallan entretejidos por caminos: sapientísima ocurrencia que brinda a bicicletas y paseantes un crepúsculo soberbio. (Véase foto de la izquierda; donde Ana, en actitud contemplativa hacia el campo germano, emula a Heidegger). El viajero debe reservar un atardecer a la vera del Rin y otro al campo renano.
Me confieso culpable de haber identificado durante años a Alemania con Prusia. Entiéndaseme, quiero decir con una exagerada seriedad, parquedad en todos los sentidos, un cierto autismo, rigidez. Venía yo de Sajonia y se me disculpará la precipitada identificación. Con los años, mis andanzas por territorios más sureños - Baviera - y occidentales - Renania - me han mostrado una Alemania algo diferente; más alegre o, al menos, menos encorsetada. Un poco - sin pasarse - más ruidosa; un poco - sin pasarse - más pronta a la sonrisa.
El Land de Renania del Norte-Westfalia es sinónimo de industria. Aporta un bocado grande al PIB alemán. En el imaginario de muchos germanos se halla represantada por un mono de trabajo, por una mina, por humo y grasa y duro trabajo. Recientemente se han celebrado las elecciones al parlamento regional, y el resultado fue resumido por la responsable del partido socialista (SPD): Die SPD ist zurück! (¡el SPD ha vuelto!), o como publicaba algún diario: Die SPD is wieder da! (el SPD está aquí de nuevo). Nunca se había ido. El Land ha sido tradicionalmente un bastión del SPD, pero en 2005, el partido experimentó un considerable retroceso (dejándose casi un 6%) y dejando el gobierno en manos de los conservadores de la CDU (que experimentaba una subida de casi un 8%).
En las elecciones recién celebradas, el SPD continúa su debacle (ahora pierde 3%), pero la CDU comienza el suyo (¡-11%!). La situación es de empate técnico: CDU: 34'6%; SPD: 34'5%. La participación, por cierto, ya no es lo que era en Alemania: en 2005, un 63%; ahora no llega al 60%.Si miramos un poco atrás, en las elecciones nacionales del pasado septiembre, en Renania la CDU supera al SPD en casi 5 puntos, y, comparando los datos con las regionales de ahora: la CDU pierde un punto y el SPD gana 6.
Lo que llama la atención es el diagnósitico que se hace de los resultados. En la prensa española he leído por doquier que se castiga a Merkel por sus dudas ante el rescate de Grecia. Cuando uno lee la prensa o ve la televisión alemanas lo que hay es, más bien, rechazo a la situación que se ha generado en Europa por el rescate a Grecia y por el nuevo blindaje del euro. Recorre el país germano la duda de cuánto más nos costará esto. Pareciera - continúan muchos comentaristas alemanes - que a nosotros sólo nos son permitidos los sacrificios: para reparaciones de guerra, para la reunificación, para salir de la crisis, mientras otros, que no permiten nuestras recomendaciones/imposiciones, acudirán gustosos al servicio de salvamento alemán. Las dudas de la Merkel no fueron más que un aviso para navegantes: no será tan fácil cuando llegue a la mesa de operaciones Irlanda, España o Portugal: no pagaremos esas intervenciones.
Hay también descontento por los desencuentros entre la CDU y su socio de gobierno, los liberales, sobre la reforma fiscal. Y allí, al contrario que en España, los universitarios se han tomado en serio las protestas contra el pago de tasas y matrículas universitarias que se impondrá a partir del curso próximo (en Alemania la universidad es casi un gratis total). Pero hay, y no se dice por aquí, un descontento nada soterrado hacia el hecho de que un país con una productividad envidiable pague los platos rotos de países con una desplomada. Y el descontento se expresa, esto no es novedad, en forma de baja tasa de participación y voto de castigo al gobierno.
Al final del camino renano, encuentra uno la vieja dicotomía: la cálida y simpática Europa del Sur y la eficiente y serena del Norte. O la tricotomía: un latino y su amigo el celta contra el sajón. Si es que esto de la lucha de civilizaciones, bien pensado, sirve pa' to'.
La Unión Europea cumple una serie de objetivos geopolíticos:
ResponderEliminar-Le da seguridad a los países europeos -en especial a Francia- de que mantendrán buenas relaciones con Alemania.
-Provee de un gran mercado a Alemania sin necesidad de expandirse.
-Una Alemania unificada (creo que es importante contextualizar la reunificación alemana dentro de la aceleración de la unificación europea, y viceversa) le da a Estados Unidos un importante aliado en la región frente a la amenaza rusa (antes de la desintegración de la URSS esta amenaza era mucho mayor).
Obviamente, el alemán de a pie no entiende de esto, el solo entiende que con el marco alemán le iban las cosas mejor. Sin embargo, ahora tiene que trabajar para pagar su sustento, para financiar a al Estado alemán, para financiar a la UE y encima, ahora tiene que trabajar para financiar al Estado griego.
En Libertad Digital llevan avisando desde hace meses (más de un año, diría yo) de la posibilidad de la desintegración del euro. Al principio me parecía mera rumorología y conspiranoia, pero si tras Grecia cae algún otro país no sé como puede acabar esto.
Por cierto, obviamente el Reino Unido no es un PIGS, pero es otro país con una deuda impresionante y que necesita pasar por quirófano.
Un saludo
Buen comentario, Fernando, gracias por él.
ResponderEliminarLa cuestión, también, es que Europa siempre ha estado acomplejada respecto a Alemania. Un país restringido por unas fronteras manifiestamente injustas. Y, aún así, la locomotora de la UE. Por otro lado, Alemania poco puede hacer a ese respecto, acomplejada como está, a su vez, por su pasado.
Creo que ya no es un secreto para nadie que países como Francia o Alemania han planteado la posibilidad de echar del euro a algunos países o de salirse ellos. La productividad en Alemania es alta, en España descendió incluso en la época en la que, ciertamente, estábamos en la champion league de la economía. ¿Qué no va a pensar el alemán de a pie?