Maibaum - algo así como "el palo de mayo" - se llama esta especie de poste de colores que se alza junto a Ana. Su auténtica raison d'être son esas ramas horizontales sobre las que se posan escenas típicas de la vida cotidiana. Es, aún actualmente, algo tradicional de muchos pueblos de los Alpes alemanes. Tan tradicional en Alemania como la misma socialdemocracia.
Está claro que será imposible ponerse de acuerdo sobre el origen de la actual crisis económica (como de la del '29); en especial sobre si debemos aceptar la repetida idea de que se debe al capitalismo desatado o no. Y lo será porque primero deberíamos ponernos de acuerdo sobre cuándo un sistema cuenta como capitalismo desatado o cuando ya comienza a haber considerable - o, incluso, excesiva - regulación. Es sintomático, supongo, que mientras que muchos culpan a este capitalismo desregulador de la crisis, otros hallan el culpable en un sistema que consideran digno de planificación soviética: la forma en que se crea y se pone en circulación el dinero, es decir, con un precio marcado por los bancos centrales.
He oído a Gabriel Tortella alguna vez aseverar que aunque se suele considerar la revolución rusa y la caída del muro como las grandes revoluciones del siglo XX, la auténtica revolución ha sido la implantación del Estado del Bienestar, esto es, el triunfo de la socialdemocracia tras la II Guerra Mundial en gran parte de Occidente - y en la Europa Oriental tras el '89 - .
Hablaba en la entrada anterior del nivel de estatalización de la economía alcanzado por la Italia fascista; el de la Alemania nazi fue aún más drástico. Los nazis instauraron un auténtico Estado del Bienestar. Prácticamente todas las consignas de la actual socialdemocracia se llevaron a cumplimiento por Hitler. Algún día me detendré en eso. Ahora quería subrayar el hecho de que, una vez acabada la II Guerra, con Europa y buena parte del norte de África devastadas y 40 millones de muertos, el diagnóstico que se realizó unánimemente fue que la Guerra había sido la hija de la Gran Depresión, que, a su vez, era hija del capitalismo desatado. Hay, entonces, consenso en mantener el mercado a raya desde el Estado. Y no sólo se da este consenso en la izquierda, los liberal-conservadores europeos lo comparten también. El programa de la CDU de 1947 dice: "La nueva estructura de la economía alemana debe comenzar por el reconocimiento de que el periodo de la dominación irrestricta del capitalismo privado ha llegado a su fin".
Incluso los americanos, a quienes la guerra les pilló geográficamente lejos pero que, finalmente, acabó también por ser su guerra, compartieron la idea básica. Cierto que intentaron reconstruir Europa sobre la base del libre mercado, pero no ya de un capitalismo fuerte, ni tan siquiera parecido al de ellos. El Secretario del Tesoro, Henry Morgenthau, decía en la apertura de la conferencia de Bretton Woods que "los gobiernos nacionales deben ser capaces de hacer más para proteger a la gente de los efectos malignos del capitalismo". Suena raro en boca de un yanqui. Y Secretario del Tesoro.
¿Qué sucede con la socialdemocracia actualmente? Ignacio Ramonet, un gran adalid, se muestra pesimista:
"Por sus propios abandonos, abjuraciones y renuncias, a la socialdemocracia europea le toca hoy verse arrastrada hacia el sepulcro. (...) En 2002, los socialdemócratas gobernaban en 15 países de la UE. Hoy, a pesar de que la crisis financiera ha demostrado el impasse moral , social y ecológico del ultraliberalismo, ya sólo gobiernan en 5 Estados (España, Grecia, Hungría, Portugal y Reino Unido). No han sabido sacar provecho del descalabro neoliberal. Y los Gobiernos de 3 de esos países - España, Grecia y Portugal -, atados por los mercados financieros y afectados por la "crisis de la deuda"- se hundirán en un descrédito e impopularidad aún mayores cuando empiecen a aplicar, con mano de hierro, los programas de austeridad y las políticas antipopulares exigidas por la lógica de la UE y sus principales cancerberos".
No soy tan pesimista respecto a la socialdemocracia como Ramonet - ni tan siquiera con la socialdemocracia considerada, como él hace, como los partidos socialistas - . No hay más que recordar las últimas elecciones europeas: si bien el partido liberal obtuvo buenos resultados, lo que les permitió estar ahora en el gobierno, mejores fueron los de Die Linke. La petición de un Estado del Bienestar más robusto convenció a más del 11% del electorado; los liberales a algo más del 9%.
Bueno, Ramonet más que la socialdemocracia defiende el socialismo puro, y acaba su articulo con un brindis a "tanta pujanza y tanta creatividad" desplegada en el socialismo del siglo XXI, el de Bolivia, Ecuador y Venezuela. Para pujanza y creatividad la del Maibaum, tan horteramente bonito, que se alza tras Ana.
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