jueves, 23 de septiembre de 2010

¿Se creen los igualitaristas sus propios argumentos?

Leí hace tiempo en una extinta bitácora un artículo llamado, creo que literalmente, "¿Se creen los antiabortistas sus propios argumentos?" La idea era que si uno tuviera constancia de que en algún lugar se están asesinando niños con la complicidad de la policía y, en general, del aparato estatal de justicia, acabaría por actuar directamente. El argumento es debatible, pero me da pie a aplicarlo a los igualitaristas. Mi reflexión aquí no consiste más que en una variación acerca de la repetida cuestión de cuán fácil resulta ser millonario y socialista. 

En principio, se me replicará, una vez que el actual socialismo ha mutado en socialdemocracia, abandonada queda la exigencia de que a cada uno se le dé según sus necesidades, y abierta queda, consiguientemente, la puerta a la desigualdad. Sin embargo, contrarreplico, la socialdemocracia, si aún posee algo de doctrina política propiamente dicha, y no un difuso progresismo o izquierdismo respecto a ciertas cuestiones sociales que igualmente pudiera defender un partido liberal (no conservador), acepta el mercado con el atemperante del papel redistributivo del Estado. (La crisis de la izquierda tras la caída del Muro ha sido ampliamente discutida, y Ana reflexionaba en  ello este verano viendo el centro financiero en que se ha convertido Postdamer Platz, puro centro otrora del Berlín Oriental). Así, mientras existan ciudadanos necesitados, no puede existir una fortuna honradamente ganada. Esto, quizá, podría darse cuando a todos los ciudadanos  se les hubiera asegurado un cierto nivel de satisfacción en sus necesidades.

Por tanto, continúa uno sorprendiéndose no sólo de la existencia de millonarios que se dicen socialistas o socialdemocrátas - es decir, igualitaristas - , sino de que alguno de ellos continúe utilizando el espurio argumento de "una fortuna ganada honradamente". Me estoy refiriendo, en concreto, a José Bono. Los beneficios declarados de la familia, en los últimos años, ascendían a más de un millón de euros por año. Saramago, por ejemplo, decía esperar morir "respetándome a mí mismo como condición para respetar a los demás y sin perder la idea de que el mundo debe ser otro y no esta cosa infame". Él, no obstante, hacía poco para ayudar: meses antes de morir fue condenado a pagar al fisco español 700 mil euros por el ejercicio de cuatro años. Es decir, los ingresos del premio nobel no debían de ser, tampoco, menudos.

Como ven, no se trata de ejemplos forzados: dos personas de tendencia socialdemócrata - es decir, igualitarista - que viven en un país y un mundo donde son muchos quienes sufren carencias de bienes básicos y ellos, sin embargo, prefieren amasar unos ingresos multimillonarios. (En semejante coyuntura ni hay ni puede haber para la socialdemocracia fortunas ganadas honradamente). La moraleja es que la creencia en un alto grado de igualdad y en la redistribución forzosa es muy débil, cuando no abiertamente hipócrita. QDE.  

Quizá no esté tampoco forzado añadir un comentario sobre los últimos resultados de las elecciones en Suecia. El país, antaño, con un elefantiásico Estado del Bienestar y con uno, aún hogaño, más que considerable, lo prefiere recortado y aseado. El mítico Partido Socialista Sueco ha obtenido los peores resultados desde los años veinte. El país con el más bajo índice de desigualdad y la segunda presión fiscal más alta de la OCDE prefiere avanzar en privatizaciones y retirada de privilegios a los sindicatos. ¿Se creían los suecos su propio Estado del Bienestar?

4 comentarios:

  1. Buen artículo profesor, sin duda alguna. Pero veo por donde va aquí y en muchos otros más artículos publicados en el Blog.

    Nombrar a ejemplo al señor José Bono,no nos hace temblar a los igualitaristas" (si es así como se llaman los revisionistas socialdemócratas de Eduard Bernstein).
    Porque sobre todo, olvidas el problema del "cratos" en el ser humano y en las organizaciones que él mismo crea.

    Un saludo, me encuentro enfermo casi todo setiembre a causa de anginas.. y por tanto no hemos podido quedar a tomar unas cervezas, pero dado el material de su blog y de mis ideas, puedo deducir que nuestras charlas serán intensas e enriquecedoras.

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  2. ¿Ves lo que te pasa por ser igualitarista? Ya me contarás en esas cañas quién te está indoctrinando ahora, y de tan mala manera.

    Mejórate, campeón.

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  3. Creo que te equivocas con respecto a la Postdamer Platz, ésta quedó en la parte occidental, aunque reducida a escombros tras la guerra. Aparece como un descampado en la mítica película Der Himmel über Berlin. La plaza que fue centro del Berlin Oriental fue la Alexander Platz, cuyo aspecto es bien diferente. Por allí cerca creo que pueden verse aún a un tal Marx y un tal Engels...

    ¡Cómo me gusta esa ciudad!
    Ich bin ein Berliner mehr..

    http://waldenland25.blogspot.com/2008/07/mein-berlin.html

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  4. La Postdamer había quedado en una especie de tierra de nadie, puesto que allí interseccionaban la zona yanqui y la soviética. De hecho, el Muro pasaba por allí. Pero yo no miento: fíjate si fue importante para la DDR que allí tuvieron lugar los enfrentamientos más importantes de los alzamientos del '53.

    Ahora es más para los amantes de la arquitectura moderna que para los de la historia. A mí me gusta mucho más que la Alexander, que es puro ajetreo de tienda y turismo.

    ¿Sabías que se cuenta que fue allí donde existió el primer semáforo de Europa? No sé si será una leyenda urbana, pero el dato aparece en las guías.

    Qué bonita la canción de Reinhard Mey. Qué bonita y qué triste: Das ist unser Berlin!

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