lunes, 26 de octubre de 2009

Desregulando la educación

Muchos de quienes defienden el cheque escolar van algo más allá y defienden la desregulación total en cuestión de enseñanza. La idea sería ésta: una vez que el alumno queda libre, vía cheque escolar, para elegir el centro en que quiere estudiar, también debería quedar expedito el camino para que cada centro confeccionara su plan de estudios. Cada centro podría, así, dentro de un mínimo marco establecido por el Estado, configurar sus "vías formativas", con ciertas asignaturas y prescindiendo de ciertas otras, ubicadas en determinados cursos y no en otros, con cierto currículum diseñado, quizá, por el propio centro libérrimamente.

Como pueden suponer, cuando uno se atreve a torcer la cara ante dicha propuesta, el desregulador te espeta: "Eso que tú tienes se llama miedo a la libertad". Veamos, ¿a la libertad de quién tengo yo miedo?

1. ¿Tiene capacidad un niño/adolescente para elegir lo que le resultará conveniente estudiar en cada momento? ¿Y unos padres cuyos conocimientos en materia educativa serán, probablemente, nulos? Se hace hincapié, a veces, en que se trataría de una medida que, quizá, habría que dejar para los estudios universitarios. Lo mismo digo.

2. ¿Y qué sucederá con los centros que se decanten por un "currículo alternativo"? Declarándose seguidores del anarquismo epistemológico tipo Feyerabend, ofertarán como materias acupuntura, imposición de manos, horóscopos, lectura de manos y de bola de cristal y ufología; suena, en principio, más atrayente para la mente iconoclasta de un joven que Biología, Química, Latín y demás parafernalia científicamente contrastada.

El desregulador impenitente, ante esta reflexión, replica: "¿Ves? Miedo a la libertad. Y, por tanto, no permites que la gente se haga completamente responsable de sus actos. Al final, ningún joven se suicidará académicamente matriculándose de esas pamplinas, y ningún padre, tampoco, condenaría a su hijo a estudiarlas."

O sí. En EE.UU., lugar donde proliferan las sectas y pseudo-sectas como los caracoles tras la lluvia, se halla en auge el movimiento del homeschooling, la escolarización sin salir de casa. A veces con profesores privados, a veces con papá, mamá e internet. En la misma España, no se trata ya de un fenómeno desconocido.

3. Y, por lo mismo, ¿vamos a permitir que los padres, que los habría y muchos, lleven a sus hijos a escuelas de un cristianismo (o lo que sea) fundamentalista? ¿Nadie va a cerciorarse de que al niño se le explica la teoría de Darwin en vez del diseño inteligente o el mero creacionismo?

De hecho, yo pondría en duda que sea un acierto de la Constitución española el que la educación de los hijos sea responsabilidad exclusiva de los padres. Cierto que los padres tienen más derecho que ninguna otra institución a educar a quienes son sus niños, pero me temo que cabrían muchos matices aquí. De hecho, la propia ley en España, tras reconocer esto, obliga a que los padres entreguen a los niños al Estado, como mínimo, hasta los 16 años. Además, la propia Constitución dicta como uno de los fines de la Educación estatal el inculcar valores democráticos, esto es, si un padre quisiera inculcar a su hijo valores comunistas, nacionalsocialistas o anarquistas, estaría compitiendo con el Estado por los valores que se le inculcan a su hijo. Recordemos que la controvertida asignatura Educación para la Ciudadanía, al declarar que pretende inculcar valores de liberalismo democrático, ha encontrado críticas más acervas desde Cuba que desde la Iglesia.

Ante este tipo de réplicas, se contestará, por ejemplo, que debe primar "la tolerancia mientras no se produzca abuso físico o no pueda presumirse que los padres tienen la voluntad de perjudicar al menor." Y así, se debe apostar por "un proceso descrentalizado de prueba y error (un proceso de mercado) para experimentar con distintos modelos educativos". Y se añadirá que ejemplos relativos a escuelas fundamentalistas o del KKK son "de alcance limitado", casos extremos. Hay que recordar, entonces, que en EE.UU. han tenido que ser jueces quienes han dictaminado la obligatoriedad de explicar el darwinismo en clase de biología ante centros renuentes a ello.

4. ¿Son los niños/adolescentes o sus padres tan disciplinados y honrados que no se producirá, por ejemplo, una afluencia masiva a los centros que prometan altas calificaciones con un mínimo de esfuerzo? Posiblemente, con una mirada rápida a los currícula sería suficiente para hacerse una idea de si se trata de un centro de los duros o de los blandos.

"Pero", dice mi amigo el desregulador impenitente, "¿tú por qué quieres sovietizar a todos los niños?"

1 comentario:

  1. La enseñanza debe ser pública para que todos los alumnos tengan las mismas oportunidades y sólo se les valore en función de su esfuerzo, mérito y capacidad, no en virtud de que sus padres paguen más o menos y puedan influir en las calificaciones de sus hijos, porque en los centros privados son los propietarios quienes pagan a sus profesores.
    Saludos.

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