domingo, 21 de febrero de 2010

Otra de civilizaciones, otra de antiyanquis (con la excusa de Múnich)

Ana frente a la bella catedral de Múnich, la capital de Baviera. Territorio encantador y con una fortísima personalidad. Territorio tan catolicón que presionó para que Bonn reconociera el Estado de Croacia en cuanto se autoproclamó independiente. Una isla católica, pensarían, entre musulmanes y ortodoxos: bienvenida sea.

Ya no sabe uno muy bien si sentir estupor, cosquillas en los pies o alguna otra ignota sensación cuando lee, de la inflexible y aburridamente antiyanqui izquierda española, que - vaya por Dios - también la intervención estadounidense en Yugoslavia fue una invasión. Hay, incluso, quien llega a afirmar, sin asomo de rubor, que "verdugos como Milosevic se convierten en víctimas de la voracidad americana que, en su objetivo de controlar el espacio europeo, pretende controlar la OTAN por todas partes." Cualquier parecido con la realidad es mera casualidad. Pero como dice Fernando Savater, la izquierda está encantada con Irak: llevaba tanto tiempo ya buscando alguna ratonera donde hubiera americanos. No, definitivamente, Yugoslavia no es el mejor sitio para buscar, si argumentos para el imperialismo americano se buscan; se trata, más bien, del peor sitio donde hacerlo.

En 1991, Eslovenia y Croacia declaran su independencia y piden el reconocimiento de los estados occidentales. El primero en mover ficha es Alemania, que, por exigencia del lobby católico bávaro (el Frankfurter Allgemeine Zeitung, la CDU bávara, que era parte de la coalición gubernamental), reconoce a Croacia. La guerra comienza pronto y el alineamiento subsiguiente fue robótico, siguiendo una predecible pauta de civilización: Alemania, Austria, Italia, El Vaticano, Polonia, Hungría apoyan a Croacia. Incluso países como Panamá, Chile o Bolivia, o el Opus Dei español hicieron llegar armas. Igualmente, las amplias poblaciones croatas de EE.UU. o Austrialia se movilizaron.

A los serbios, obviamente, los apoyó Rusia. Y también Rumanía, Albania o Grecia. Papandreu, por ejemplo, presidente de Grecia, acusó en 1994 al Vaticano, Alemania y la CEE entera de haber reconocido con excesiva premura a Eslovenia y Croacia. De las matanzas serbias creo recordar que no comentó nada. (Un año después, Rusia sí lo haría: acusó a la OTAN de genocidio contra... los serbios).

Los bosnios tenían, también, buenos amigos. Es más, gran parte del mundo árabe competía por ser sus amigos. El grueso de la ayuda llegó de Irán y Arabia Saudí. Se sabe que en 1992 había integantes del Hezbollah de El Líbano entrenando a los bosnios, tarea que asumió también la guardia iraní. Los croatas permitieron que Turquía y Malasia (repárese: Malasia) enviaran armamento a través de Zagreb a Bosnia, pero ellos sisaban gran parte (se rumorea que un tercio). Es curioso que, como sabían que, antes o después,  ellos mismos se enfrentarían a los bosnios, no permitieron el paso de armamento pesado.

Como se aprecia, el alineamiento resulta terriblemente predecible. Y, entonces, voilà, ante un clamor internacional, EE.UU. decide intervenir. ¿Por supuesto, para detener las matanzas de los musulmanes? En absoluto: Clinton envía fuerza aérea (no infantería, tampoco hay que pasarse) contra los serbios. EE.UU. fue el único país no musulmán en ofrecer apoyo a Bosnia. ¿Por qué?

No hay petróleo, no hay subsiguiente ocupación, ¿de qué van los yanquis ahora? Hay quien opina que los serbios habían jugado tan mal su baza mediática que eran los malos para todo el mundo, incluido Occidente.  (Pero recuérdese: hubo también terribles matanzas por parte de croatas y bosnios). Si a esto sumamos que EE.UU. conserva, en el fondo, un puntito ingenuo, es decir, que necesita saber siempre quiénes son los malos y quiénes los buenos, pues ya está la decisión cocinada: se actuó, claro, contra los malos. (Añádase que Bosnia dependía cada vez más de la ayuda de Irán y Arabia Saudí). "Así, el idealismo, moralismo, instintos humanitarios, ingenuidad e ignorancia estadounidenses con respecto a los Balcanes les llevó a ser probosnios y antiserbios" leo en mi Huntington (p. 348).

Los acuerdos de Dayton se pudieron alcanzar porque todos los bandos se encontraban al límite, y Rusia, además, estaba harta de los serbios - había votado a favor de ciertas sanciones contra ellos - . En esos acuerdos, se exigía que abandonaran el territorio ex-yugoslavo todos los guerrilleros extranjeros, pero los bosnios otorgaron la ciudadanía a muchos iraníes. "En 12 meses nosotros nos habremos ido, pero los muyahidin pretenden quedarse", afirmaba un alto cargo norteamericano. Y se quedaron.

No siempre se quedan los yanquis. No siempre. Aunque, por aquí, nadie lo diga.

¿Y qué decir de la nefasta decisión de la administración Bush de secundar la independencia de Kosovo? No sé muy bien qué explicación le encuentran a esto los antiamericanos convencidos - seguro que alguna graciosa - , pero, una vez más, EE.UU. se comporta de manera extremadamente obsequiosa para con los musulmanes de los Balcanes. ¿Por qué es un error la independencia de Kosovo?
1) Kosovo es un nido de mafias. Se hallan más controladas perteneciendo a un Estado mejor organizado como Serbia.
2) Desestabiliza la zona. Nadie habla de los cientos de miles de serbios que, o bien han tenido que abandonar sus hogares, o bien han quedado bajo un régimen abiertamente hostil. Los ánimos se han vuelto a calentar en las minorías que persisten por la zona, como los turco-chipriotas, y los ecos han llegado, claro, a catalanes y vascos.
3) Kosovo es, como Estado, claramente inviable. O bien recibe cuantiosa ayuda exterior o se sumirá en la pobreza.
4) Se atiza la enemistad con Rusia. Putin piensa - ¿sin razón? - que este abusrdo movimiento se ha hecho, exclusivamente, para poseer un enclave amigo en una zona que, se quiera o no, continúa siendo inestable.

¿EE.UU. haciendo extraños movimientos para favorecer a musulmanes? ¿Pero no se dedican a masacrarlos? Quien lo entienda, que lo explique.

sábado, 13 de febrero de 2010

El lugar más bello del mundo

El lugar más bello del mundo es Asturias. Cae el valle, verde y angosto, sobre una playa amplia. Forma así un despeñadero que se asoma al abismo de un mar misterioso. Un mar que hoy, como casi siempre, aparece erizado y espumante. Desde la tribuna incomparable que ofrece la orilla de este precipicio, el mar se me muestra furioso y libera un estruendo - enigmático y atrayente - desde sus entrañas. Las barcas de los pescadores que hoy, osados - temerarios, más bien - , se atrevieron a faenar se columpian sobre el oleaje en un frenético bamboleo. La mar es justa y les recompensa la intrepidez: les abre su vientre ubérrimo.

Es la amanecida. Sortea uno en su camino las estrellas de mar que se vieron sorprendidas por el anzuelo de una caña y ahora agonizan sobre el asfalto del espolón. Miro en derredor y con movimiento que intenta ser disimulado se las devuelvo a las aguas, que a su vez me lo agradecen con un remolino de espuma que, en estos primeros momentos del alba, aparece bellamente tornasolado.

Fue ya a la tarde que sucedió. Pasea uno en esta tierra envuelto, sin descanso, por una espesura cerrada. Se extiende aquí  siempre una frondosidad tupida y sin embargo alegre a ambos lados de todo camino; brinda al paseante un frescor con un algo de jovial que le invita a no ensimismarse en cavilaciones. Le invita a alzar la mirada hacia la copa de tanto abedul y tanto castaño, a sentirse un poco niño por su pequeñez ante un haya imponente. Regresaba ahora el paseante de contemplar una deliciosa colección de hórreos. Estos curiosos graneros propios de la tierra; erigidos sobre unos formidables puntales de madera maciza, el cuerpo todo también de madera, cuelgan alrededor panochas de maíz y ristras de pimientos puestas a secar, y los cubre una modesta techambre de tejas, hechas a menudo de la pizarra de alguna mina no lejana. Jamás vi repertrorio tal de hórreos como el de Bandujo, pareciera que alguien los plantó y brotaron así, tal cual, de la tierra. 

Y fue entonces, decía, caminando bajo una lluvia fina pero contumaz, que el caminante queda admirado ante la criatura que le aparece al encuentro. Un ciervo magnífico cruza el camino; un instante fugaz, y se adentra de nuevo, con mirada asustadiza y un cierto aire de indefensión, en la hondura de la arboleda. 

Acecha ya el atardecer, y el viajero quiere llegarse a un valle y contemplar el ocaso del sol sin el impedimento de la fronda. A la noche sabe que habrá, sobre la mesa, los frutos que a la aurora vio extraer a las aguas fecundas. Habrá también, porque él lo exigirá, el queso de color azafranado y  un ligero regusto picante que llaman Afuega'l pitu. ¡Cómo no conjugar aquí los frutos de la mar con los de esta vacada proverbial! Anduvieron por estos valles, queda ya casi perdido en la memoria de los lugareños, los vaqueiros de alzada. Las últimas gentes trashumantes de Asturias. Habitaban la parte baja del valle durante los meses de frío, en sus casonas de techumbre de hierba seca, donde convivían con las vacas; llegado el calor se subían a las cumbres, donde el ganado hallaba pasto fresco. De pura chusma eran tildados por los vecinos de las aldeas. El viajero ha visitado hoy la iglesia de San Martín de Luiña, donde una mujer muy agradable aunque algo cansada ya de andar cada día haciendo el mismo recado a tanto visitante, le abrió la puerta para que viera, y fotografiara, la inscripción que permanece aún en el embaldosado: Los baqueiros de alzada no pasan de aquí a oír misa.

Llegado el crepúsculo, soberbio, el viajero recuerda a los vaqueiros, y es quizá por ello que el valle le ofrece una vaca, allí en la misma cornisa de la ladera, paciendo mansamente y ajena al ocaso sublime contra el cual su estampa se recorta. 

Ya bien entrada la noche, el cielo raso le brinda un nuevo espectáculo al viajero. Él y la mujer que siempre le acompaña caminan fascinados por la bóveda celeste que sobre ellos se erige. Diríase, por la atención que ponen en ella, que pretenden inventariar las estrellas del cielo.

Del cielo del lugar más bello del mundo.

viernes, 5 de febrero de 2010

Mi amigo el liberal y la botella medio llena

Mi amigo el liberal ofrece ponencias donde, sin duda por afán de provocar, afirma que la Coca Cola ha hecho más por África que la madre Teresa de Calcuta. Ante las dos teorías acerca de la crisis actual que hay sobre el tapete, a saber, la anti-liberal que afirma que la crisis se debe a "una industria financiera desbocada" (palabras, cómo no, de Krugman), y la liberal, que diagnostica el mal en las pésimas decisiones de Greenspan, es previsible a cuál se apunta mi amigo. 

¿No crees, le digo, que, como dice Krugman, se necesita un capitalismo menos destuctivo y más regulado? 
Respuesta: ¿Cómo va a suponer la crisis actual una falsación del capitalismo irrestricto si ése desapareció en EE.UU. tras la I Guerra para nunca más volver? Es difícil que hayan falsado una teoría que no han testado, ¿no crees?

¿No crees, con Krugman, que se debe nacionalizar, al menos, parte de la banca y establcer mayor regulación?
R: ¿Las administraciones más austeras y responsables que las compañías privadas? El mundo al revés. Te recuerdo el caso del INI en España, o de las dos grandes compañías hipotecarias estadounidenses (se refiere a Fannie Mae y Freddie Mac), no fueron un dechado de buen hacer, precisamente. Si pretendes venderme, añade, que lo financiado con dinero público y controlado por políticos que se someten a elecciones va a ocasionar menos crisis que quienes se juegan sus denarios, me temo que te has propuesto una tarea difícil. 

Sí que es cierto que gran parte de la crisis se debe a las empresas existentes desde 2001 y que se han llamado shadow banking system, y que operan como los bancos sin verse afectadas por la regulación de éstos.
R: Sí, eso es cierto. Y este sector controlaba como el 60% del mercado financiero en EE.UU. Ellos tienen gran parte de la culpa del problema de las "hipotecas basura". Pero no se precisaba más regulación, sino extender la que rige para los bancos a estos semi-bancos. 

Obama dijo en su discurso inaugural que la economía yanqui "está muy debilitada a consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos". 
R: ¿Es que nunca ha oído lo de aura sacra fames? Bueno, supongo que no estudió latín.

¿Con qué foto ilustro esta entrada?
R: Con la de Ana fumando en pipa frente a Adam Smith. La pipa siempre confiere un aire reflexivo y, además, yo hice una tesis doctoral sobre Adam Smith.Y, además, me encanta Edimburgo. Sí, ésa es la foto.

Entre 2004 y 2007 los bancos estadounidenses hicieron 15 millones de préstamos hipotecarios. Cerca de dos tercios han acabado por ser fallidos. Sabemos ahora que daban hipotecas a casi cualquiera, sin verificar sus declaraciones de ingresos, ni fijar una entrada mínima, ni pedir avales ni nada de nada. Cuando la Reserva Federal comenzó, al fin, a subir los tipos, en 2005, los deudores - tanto el chicano ilegal que se veía, increíblemente, propietario de una vivienda como las grandes empresas del automóvil - tuvieron problemas para devolver sus préstamos, y lo que acabaron devolviendo fueron las letras. 
R: ¿Fallidos dos tercios de 15 millones de hipotecas? Eso hace que unos 5 millones de personas (entre ellos el chicano ilegal) se ven hoy, increíblemente y a pesar de las decisiones de la Fed, propietarios de una vivienda. 

Qué forma de ver la botella medio llena. Qué envidia le tengo a mi amigo el liberal.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Keynesianismo a orillas del Rin

"¡Es el Rin, estúpido!", parece decir Ana. ¡El Rin! Nimbado de un halo mágico, tenebroso, diríase incluso místico. Hablando de poderes místicos, hace años, a comienzos de los años 30, un socialista alemán, aconsejaba a sus camaradas que abandonaran su estrecho fatalismo marxista, su creencia en los "místicos poderes del mercado" - que lo llevaría a la autodestrucción - y pasaran a la acción. La acción fue un plan diseñado por él, un tal Woytinsky. Se lo conoció como el plan WTB. Se trata de un plan proto-keynesiano, donde se invirtió la friolera de 2 billones de marcos. El grueso del plan se destinaba a crear trabajo "socialmente útil" y, así, a crear la base para una recuperación duradera. Un cierto déficit, se decía, sería necesario al comienzo. Woytinsky hacía hincapié en que el plan ayudaría a "domar" un poco la furia anárquica del mercado y, así, a mejorar la vida de las gentes. Los sindicatos lo acogieron con entusiasmo y afirmaron que urgía una campaña para popularizarlo entre las masas.

Hubo a quienes, dentro del SPD, el plan les pareció cosa de niñas. Se redactó el panfleto de presuntuoso nombre Umbau der Wirtschaft, Reconstrucción de la Economía. Era llegado el momento, según esta facción, de instaurar una economía socialista, y se abogaba por una gran planificación de la economía, nacionalización de los bancos, las aseguradoras y las empresas fundamentales, la expropiación de los mayores emporios, reducción de la semana laboral, diversificación del trabajo, programa de creación de empleo financiado mediante elevados impuestos y créditos forzosos. En febrero de 1932, el SPD llegó a introducir dos propuestas en el Parlamento basadas en el panfleto.

Por cierto, el tal Woytinsky tuvo una vida apasionante y dejó una biografía suculenta - Stormy Passage - . Había llegado desde la Rusia comunista, elaboró el plan citado y huyó de los nazis hacia EE.UU., donde colaboró en el New Deal. Santo Dios, hay gente cuya pasión es gastar el dinero de los demás.

Inevitable una cierta sensación de déjà-vu. Lo cierto es que la obra pública ha sido siempre muy tentadora para la creación de empleo rápido. Ya Hoover, aterrorizado ante la crisis - la gorda, la del '29 - , se lió a construir: el puente de la bahía de San Francisco, el acueducto de Los Ángeles, etc. En todo caso, eran otros tiempos, aunque nuestro SPD patrio parece no haberse enterado.

Resulta que España alcanza ya los 4 millones de desempleados, acaricia la trágica cifra del 20%.  ¿De qué ha servido el Plan E? Cuando un gobierno, ante una crisis económica mundial de la envergadura de la actual dicta, como plan estrella, cambiar las aceras del país, se autocalifica. Tras un gasto público desaforado, ahora, con el agua al cuello, nos subirán el IVA, nos subirán la edad de jubilación y, finalmente, cierran el grifo de los dineros estatales. Con el vergonzoso silencio de los sindicatos, toman medidas que el PP jamás se habría atrevido a tomar. El propio Keynes abogaba por reducir impuestos. Que vendan RTVE, que venda cada comunidad sus canales autonómicos, que no haya más planes E, que se recorten - o elmininen - las subvenciones al cine (y otras cosas), que revisen los conciertos en educación, que se revise el PER,  que se paralice la oferta de empleo público, que se unifiquen títulos universitarios y se cierren facultades; medidas hay, ahora que, tras tantos años, nuestro gobierno, por primera vez, está dispuesto a adoptar alguna  antipopular. Y, así, que nos bajen algún puntito de algún impuesto; basta con retomar aquello de "bajar impuestos también es de izquierdas". Ánimo: si en mercadotecnia política son los jefes. Sólo el trabajo así generado puede resultar estable; el resto se hallará tocado por la artificialidad que siempre ocasiona la economía dirigida.

Mi admirado Antonio Elorza califica a Zapatero de "melifluo pero obstinado". No tiene ideas, pero se mantiene firme en ellas. En sus ocurrencias ocasionales, quiero decir. Pero, por cierto, ¿cómo acabó el plan de economía sostenible de los alemanes de 1931? Al año siguiente, los resultados electorales del SPD fueron los peores desde 1912. Por primera vez desde entonces, no fueron el partido más votado. Los más votados fueron los Nazis.

Ana, ajena a la debacle nacional, señala los castillos en la otra orilla del Rin, con su semblante sombrío. Sombrío como la economía nacional; y ella, riendo, parece decir: "¡Son cuatro millones, estúpido!"