Esta tarde deglutiré el mentís que Albert Esplugas me ha dirigido, acerca de las ideas sobre desregular la enseñanza que desarrollé en una entrada hace no demasiado. Se trata, como siempre en Albert, de un mentís certero. A mí mismo, de hecho, me quedó un sabor extraño tras exponer dichas ideas, ya que soy un defensor de la concepción popperiana de la política - e incluso de la moral - como una obra de experimentación, de ensayo y error. Como en ciencia, sin dogmas, sin tesis apriorísticamente establecidas.
Gracias, Albert, más grano para el molino de este atardecer que, ups, ya casi está aquí.
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