viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz Navidad (feliz, pero no libre)

Como todo se permite en Navidad, me permitirán que me repita e ilustre esta última reflexión del año con una estampa de mi estancia, en verano de 2009, en Polonia. Se trata de Ana en la Plaza Solidaridad, en Gdansk, Danzig. La plaza en cuestión recibe el nombre del famoso sindicato que acabó llevándose por delante al régimen comunista. En el corazón de la misma, el monolito que representa unas grúas o cabrestantes. Un poco más allá, entre emblemas y banderas del sindicato y retratos de Juan Pablo II, la puerta de los astilleros que fueron el mismo venero de Solidaridad y, por tanto, causa directa de la caída del Muro y la libertad de millones de personas. Stocznia Gdanska, dice el mastodóntico cartel de la entrada: Astilleros de Gdansk. En la verja, flores, vírgenes, Cristos, Juan Pablo, banderas. A un lado, una mítica tienda de souvenirs - tazas, pins, lápices, camisetas, calzoncillos - que ya existía en los tiempos en que allí, tras la reja primero y en la plaza después, se clamaba por la libertad: 


Como saben ustedes, a partir del próximo 2 de enero, España tendrá una de las llamadas ley anti-tabaco más duras del mundo. El propietario de un local pierde así la libertad de decidir si permite o no el consumo de una sustancia estrictamente legal. A los consumidores de ésta se les veta la posibilidad de poseer un lugar donde proseguir su consumo en grupo. No abundaré más en los argumentos, siendo tan repetidos estos días. 

No hace mucho, el Parlamento catalán prohibió las corridas de toros. Existen sesudos artículos acerca de si los animales son portadores de derechos o no, acerca de si la tauromaquia puede considerarse tortura o arte. Se trata de una cuestión, pues, moral y socialmente abierta, si me permiten la expresión: los legisladores la cierran sin despeinarse. 

Hablando del egregio Parlament, éste ha aprobado que los hoteles de más de cuatro estrellas deberán ofrecer pà amb tomaca en el desayuno. Quijotesco lance.

Hace apenas diez días, el Tribunal Constitucional español denegó a unos padres la posibilidad de educar  a su hijo en casa, el llamado homeschooling. Si bien la Constitución sólo habla de educación obligatoria, el susodicho Tribunal se lo toma por la tremenda y por educación sólo entiende escolarización en un centro reglado. 

En EE.UU., el homeschooling está tan desarrollado que algunos estados no cobran a los padres que lo ejercen los impuestos destinados a sufragar la educación pública. En EE.UU., es más, la Corte Suprema avaló el derecho de los Amish a no educar a sus hijos más allá del 8º curso (13 ó 14 años). De hecho, dado que rechazan la Seguridad Social, también prohibió que se les cobraran esos impuestos. Pero ya se sabe: es EE.UU.

He mencionado alguna vez - permítanme hoy la repetición - legislaciones liberticidas como las leyes lingüísticas de Cataluña, Quebec o Bélgica, la prohibición de Vermont de implantar grandes superficies comerciales en su estado o la de Quebec de ofrecer o adquirir servicios sanitarios que ofrezca la red pública. Me gustaría añadir la persecución a quienes deciden prostituirse, muy en boga ahora siguiendo el ejemplo nórdico. Hablando de ejemplo nórdico, ¿sabían que en Suecia llegó a estar prohibido contratar clases particulares? Todos los niños deben tener las mismas oportunidades, por lo que se multaba al padre que contratara profesor particular para el infante. 

No quiero decir que nuestros regímenes sean la Camboya de Pol Pot, pero sí que la vesania reguladora de nuestros políticos comienza a ser digna de Robert Owen. 

En fin, tengamos las fiestas en paz. ¡Y en libertad!
 
Y, por supuesto, quería desear a todos los que me hacéis el (incomprensible) cumplido de visitar este rincón, que no ofrece más que unas humildes reflexiones, que unas intrascendentes anécdotas, unas felices Navidades y un 2011 abundante en dicha, para ustedes y para los suyos. Y un abrazo, en particular, para todos aquellos que sufren escasez en estas fechas de abundancia: ánimo y confianza, amigos.

domingo, 12 de diciembre de 2010

La irracionalidad: London's Tower y el informe PISA

Lo que a espaldas de Ana se yergue, a la ribera del Támesis, es la Torre de Londres. Fue allí que Tomás Moro fue encarcelado por no transigir, ya ven ustedes, con el divorcio del rey del país, Enrique VIII. Tomás permitió que lo decapitaran antes de firmar un Acta que, a sus ojos, no constitutía un mero divorcio, sino la traición a los valores que vertebraban su moral. 

Saben los filósofos que el ser humano es la única criatura capaz de tomar decisiones contraevolutivas. El paradigma de este tipo de decisiones lo son el no tener hijos y el suicidio. Dos caras de la misma moneda: la cesación de existir, la anulación misteriosa de la voluntad de eternidad y perpetuación. Aquellos que se autocondenan al celibato y aquellos que, movidos por cualesquiera razones, se inmolan constituyen el gran misterio evolutivo: curas, monjas y suicidas conforman una especie aparte, una especie de humanos que, acometiendo una revolución antidarwiniana, han penetrado en un estadio superior (o inferior) de humanidad y conciencia.

¿Cómo explicar la acción de Tomás Moro bajo un patrón de racionalidad evolutiva? ¿Ofrecer la libertad y, finalmente, la vida por no firmar un decretillo? ¿Cómo comprender a los kamikazes japoneses que, superando el despotismo darwiniano, se arrojaban sobre los barcos yanquis en una guerra cuyo desenlance ya nunca conocerían?

Me han invadido estas reflexiones sobre la irracionalidad al tener noticia de los resultados del último informe PISA, ése que evalúa los conocimientos de los alumnos de 15 años de diversos países. España continúa, como es habitual, en niveles deplorables. Lo que antaño se llamaba Enseñanza Media se halla en España, actualmente, en estado de siniestro total. El defensor del pueblo ha dicho que en el 45% de centros se insulta habitualmente al profesorado e incluso en aquellos donde ello no sucede, el profesor invierte un tercio de la clase, simplemente, en mandar callar.Todo dicho.

La Enseñanza Media es la joya de la corona de todo sistema educativo. Cuando acaba una etapa de enseñanza básica, allá por los 13 ó 14 frescos años, comienzan los años en los que se forja realmente lo que será la columna vertebral de la cultura y capacidades del individuo. Sin esa columna, no habrá manera de desarrollar posteriormente una especialización adecuada - la que ofrece la Educación Superior - . Dicha columna vertebral es lo que se suele denominar Bachillerato. Los socialistas, con el aplauso de los sindicatos afines, impusieron y mantienen en España un Bachillerato ridículo - el más corto de Europa  junto con la colega Suecia - , por lo breve y por lo deslavazado. Impusieron, también, la famosa comprensividad, es decir, socialismo discente: todos los alumnos recibirán una enseñanza obligatoria e idéntica hasta los 16 años y las calificaciones, además, no tendrán repercusión alguna en el futuro a ningún efecto; ya se sabe: cada uno, lo que pueda, a cada uno, lo que precise. Sobre la motivación para el esfuerzo en este marco marxista, ya he hablado lo mío.

La Enseñanza Media ha experimentado una decadencia manifiesta en toda Europa desde los años '60, y España es el caso límite. La llamada reforma de Bolonia supone, a mi entender, la constatación de este hecho dramático. Es decir, la necesidad de que la Facultad haga el trabajo que el Bachillerato ya no es capaz de desarrollar. Y el Bachillerato debe y puede volver a ser el que era. No se precisa, en realidad, invertir un céntimo más; basta una ley racional. Y es que se habla mucho de la inversión en educación y parece que se olvida el para qué: ¿para contratar profesores de qué? ¿Para comprar material que mejora la enseñanza cómo? Con el sistema actual español, a mí me pasa, más bien, que me pregunto, como hace años leí a Rodríguez Adrados, ¿tan colosal gasto público para esta guardería nacional?

Los medios de izquierdas, si se han paseado ustedes por ellos, hacen hincapié en que el informe PISA ubica el sistema educativo español como el number one en equidad. Un presidente sudamericano, cuando le preguntaron si emprendería políticas socialistas en su pobre país, replicó: ¿y qué socializo, la miseria?

jueves, 2 de diciembre de 2010

Elche, UPyD y Fukuyama

Elche es el mayor palmeral fuera del mundo árabe. Ya he mencionado alguna vez mi consejo de que el caminante disfrute de un amanecer o crepúsculo (¿son ustedes más de lo uno o de lo otro?) por sus parques enclavados en un piélago de enjutas, esbeltas palmeras. El amanecer ofrece un arrebol limpio y promisorio entre las brumas que se disipan a la llamada del sol naciente; el crepúsculo muestra, entre la hoja de palma, un color como de sobrasada que se desdibuja, mortecino y silencioso, y se rinde a la noche que todo lo abarca. Yo soy de espíritu melancólico y me decido, por tanto, por el ocaso; espíritus más jóvenes o animosos se decidirán, supongo, por el orto. De gustibus non es disputandum.

Fue ahí, en Elche, que el líder del PP, M. Rajoy, invitó a salir del partido, con luz y taquígrafos, a los liberales. Extraña medida, dado que unos días antes, en un programa televisivo, se había declarado liberal (ahora bien, el contexto era el de la libertad para rotular en castellano en Cataluña). Se puede aseverar sin miedo al error que las bases del PSOE se sentirían cómodas bajo la etiqueta de "socialdemócrata"; con el PP, la cosa es más compleja, pero, en general, creo que no les molestaría la calificación de "liberal". Esto no quita, lo sabemos bien, para que uno realice una política furibundamente capitalista cuando toca y el otro un socialismo ejemplar cuando conviene. 

¿Y UPyD? Que la heterogeneidad en sus bases es enorme lo ha dicho ya mucha gente y no abundaré yo, pero me interesa resaltar el uso que esta formación hace del sentido común.Cuando Fukuyama predijo la consumación de lo que venía anunciándose desde tiempo atrás, la llamada muerte de las ideologías, lo hizo desde la perspectiva del triunfo global del liberalismo democrático. Ahora sabemos que Fukuyama erró. La crisis de 2007 pone en tela de juicio al capitalismo financiero, la de 2010 al Estado del Bienestar,  esto aparte del resurgimiento del socialismo en Latinoamérica o el desarrollo económico de países algo liberales pero poco democráticos (China o Rusia).

Con todo, la idea de que las etiquetas políticas constituyen redes de antaño incapaces de pescar los peces de hogaño, en orteguiana expresión, me es simpática, pero lo que percibo en UPyD no es tampoco, exactamente, esto, es la apelación al sentido común como deus ex machina. Vaya por delante que los miembros de dicha formación que conozco son personas sumamente inteligentes, preparadas y de un sentido común robusto. Pero el sentido común no responde a preguntas complejas. Es más, si son complejas se debe a que o bien el sentido común guarda silencio ante ellas o bien la respuesta es, precisamente, antiintuitiva. El sentido común no dicta nada en torno a los horarios comerciales o la política agraria (respecto al primero, UPyD se muestra sumamente liberal, en la segunda peperamente intervencionista).

Algún ejemplo. UPyD ha apelado a una discusión en un ambiente político menos crispado en el debate acerca del trasvase del Ebro. Es decir, a día de hoy no sabemos si apoyaría éste o no. Respecto al matrimonio homosexual parece adoptar una posición favorable, pero su fundador, F. Savater, habló del derecho de las matrimonios homosexuales a adoptar hijos como "crear huérfanos por ley". La misma líder, R. Díez, ha definido al partido como liberal, pero su diputado en País Vasco, Gorka Merino, se estrena pidiendo la restauración de un impuesto que es el culmen de la sobretaxación, el de patrimonio. En educación, UPyD posee, con diferencia, el mejor programa electoral en este sentido, de gran parecido con el del PP, pero totalmente opuesto al del PSOE: ¿a qué tanta monserga entonces con el pacto educativo? La LOGSE/LOE ha tenido en España su oportunidad (¡20 años de oportunidad!), dada la debacle ocasionada, ¿a qué cortejar más al PSOE? Apruébese de una vez un bachillerato como Dios manda y punto. ¿O votará en contra, llegado el día, por un quítame allá esas pajas con la tortuosa Educación para la Ciudadanía o su contrapartida de Religión? Sobre la recién aprobada ley del aborto, la líder echa pestes, pero Sosa Wagner sólo habla de un asunto de conciencia.

No se trata de que UPyD agrupe a gente diversa, cosa que en las democracias de masas está condenada a hacer cualquier formación, sino de que apelar al sentido común - o el Pacto - sólo difiere sine die la toma de posición. Y, quizá, el día que ésta se produzca, muchos integrantes descubrirán que no estaban en casa. 

¿Recuerdan ustedes la Agrupación al Servicio de la República? El partido político fundado por Ortega y Gasset, con Marañón, Pérez de Ayala y otros en tiempos de la República. UPyD se da un aire. Cuentan que las intervenciones de Ortega eran esperadas, escuchadas en sepulcral silencio, aplaudidas, comentadas. Pero el mismo maestro admitía que se trataba de una gente que estaba en la política como a disgusto, deseosa en el fondo de regresar a su plácida cátedra universitaria. La formación fue disuelta, unos marcharon en apoyo de la República, otros se alistaron en la Falange: ¿dónde estaba el sentido común?